EL QUE SANA

La sabiduría popular afirma que el tiempo todo lo cura,
pero la cruel realidad es otra muy diferente.
El tiempo no sana, tal vez mitigue o atempere.

El Único que sana es Jesús y si lo buscamos con denuedo, lo encontraremos.
Diego Acosta – DEVOCIONAL

BENDECIR A LOS HIJOS

DEVOCIONAL

El padre en su condición de autoridad espiritual de la familia, tiene la alta responsabilidad de ejercerla en todos los momentos importantes que vivan sus miembros.

Concretamente hablamos de bendecir a los hijos, cuando inician un tiempo trascendente en sus vidas, como es el comienzo de un año escolar.

Las imágenes de padres bendiciendo a sus hijos en Israel, al iniciarse un nuevo período lectivo, constituyen un recordatorio eficaz que no debemos dejar de ejercer.

Me resultó conmovedor ver como los padres de los niños israelíes bendecían a sus hijos, proclamando el Amor y el cuidado del Altísimo sobre la vida de quienes constituyen su heredad.

Las responsabilidades de los padres son indeclinables y se trata de cumplirlas cualquiera sean las circunstancias, en la intimidad del hogar y en la evidencia de las públicas.

Si no bendigo a mi hijo, lo estoy privando de la Bendición del Todopoderoso, para que crezca sabiendo que más importante que declarar, es obrar con Obediencia al Eterno.

Salmo 115:14
Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL SILENCIO

DEVOCIONAL

Jesús enseñó en el momento de su juicio  en Jerusalén el alto valor del silencio. Lo que significa callar cuando seguramente la actitud natural de los seres humanos sería lo contrario.

El Hijo del Hombre no se defendió y ante las reiteradas preguntas siguió guardando silencio, para evidenciar que de nada vale que nos justifiquemos y mucho menos que nos defendamos.

Esto es válido si tenemos en nuestro corazón la certeza de que es Dios el que justifica, de que es el Padre quién nos defiende y qué confiando en eso, permanecemos callados.

Estas reflexiones me hacía a propósito de una situación en la que en otros tiempos y en las mismas circunstancias, hubiera tratado de defenderme y aclarar mi causa.

Teniendo la convicción de no haber hecho nada malo y de que el Todopoderoso lo sabe más que nadie, tengo que pensar que la justificación, llegará, pero nunca por mi propia defensa.

Marcos 15:4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.

Diego Acosta / Neide Ferreira

LO QUE IMPIDE

 

DEVOCIONAL

Siempre me ha impresionado como algunas personas se afanan buscan y rebuscan para calmar sus ansiedades o satisfacer sus necesidades o también solucionar sus dramas.

Lo que verdaderamente asombra es que luego de tantos fracasos, esas personas se nieguen a escuchar hablar de Dios y de su Hijo Jesús.

Por qué lo hacen?

Por experiencia personal podría decir que el impedimento es el orgullo, o la vanidad, o la confianza en la propia fuerza y que nos lleva a negar que  precisamos la ayuda del Todopoderoso.

Es muy triste comprobar que ha pesar de las evidencias haya quienes se sigan negando a tener la Verdad en sus vidas y que esa Verdad sea capaz de transformar el lamento en baile como decía David.

Es necesario admitir entonces, que no son nuestras palabras las que llevan convencimiento a la mente y al corazón, sino la Obra Poderosa del Espíritu Santo. Nuestra parte termina, cuando dejamos de hablar…

Efesios 4:14  Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error

Diego Acosta – Neide Ferreira

EL PELIGROSO ENGAÑO

DEVOCIONAL 

Jesús nos advirtió a propósito del final de los tiempos, que no nos dejemos engañar. Y si ponemos por pasiva la frase, no nos engañemos a nosotros mismos.

El riesgo de caer en estas sutiles tentaciones del mundo, se produce a partir del momento en que aceptamos los halagos que nos sorprenden, que nos agradan.

Por eso siempre recuerdo la amonestación que me hizo una predicadora, cuando elogié su mensaje: Si realmente me respetas, nunca más vuelvas a halagarme.

Confieso que me causó sorpresa esta reacción que consideré desmesurada y también poco amistosa. Pero los años me enseñaron cuánta razón tenía quién aparentemente había sido excesivamente severa.

Aprendí que una de las formas más perversas del engaño, es el elogio, aunque sea merecido. Porque afecta directamente a nuestro corazón que se envanece porque lo considera como una distinción.

Si Jesús me mandó que tuviera cuidado con esta cuestión, sería un necio si no le obedeciera.

DIOS Y EL EXITISMO

ANTIVIRUS

En un diario español se aseguraba que Dios debería pedir perdón por el estado del mundo. En otras palabras se hacía responsable al Eterno de todo lo que hacemos los hombres en el mundo.

Obviamente no se nos ocurre defender a Dios, porque sería una temeraria falta de respeto hacia su Majestad y Soberanía. Se trata de destacar como se usa el nombre del Todopoderoso.

Pareciera que atacándolo se logran éxitos personales, tales como atrevimiento, coraje y por supuesto más notoriedad, que son los grandes objetivos del mundo en el que vivimos.

En la exaltación desmesurada y sin límites del hombre, se apelan a grotescos recursos para librar a la especie, de sus responsabilidades con lo que está ocurriendo en el planeta.

Usar a Dios como instrumento para supuestos logros personales, pone de manifiesto la estatura de quienes lo atacan.

Diego Acosta

LOS DIFÍCILES

DEVOCIONAL

Los hombres tenemos una especial capacidad para convertir una cuestión complicada, en un problema más complejo todavía.

Y entre esos casos se encuentran las personas que genéricamente etiquetamos como difíciles, sin valorar su situación y sin detenernos a pensar en quienes son.

Y lo más grave, es que no somos capaces de tener una buena actitud hacia los difíciles y endurecemos nuestro corazón para agravar aún más las situaciones.

Cuando pienso en todo esto, declaro mi falta de Amor hacia el Prójimo, porque sin ninguna duda Jesús trataría a los que llamamos difíciles de una manera diferente a la que yo lo hago.

Por tanto no nos podemos esconder en nuestra humana condición para tratar de justificar nuestras decisiones equivocadas con las personas difíciles.

Simplemente debemos aceptar que nuestro Prójimo es conflictivo y en lugar de enfrentarlo, ayudarlo en todo lo que podamos y buscando siempre entenderlo. Es una manera de seguir los Mandamientos de Jesús.

Romanos 13:10

El amor no hace mal al prójimo;
así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Diego Acosta / Neide Ferreira