COMO FARISEOS

 

COMO FARISEOS

El Príncipe de Paz siguió enseñando acerca de cuestiones fundamentales relacionadas con la ayuda a los necesitados, el ayuno y la oración.

MATEO 6:1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Rotundamente Jesús se enfrentaba a las actitudes públicas de los fariseos.

De esta manera advirtió acerca de la hipocresía de mostrar las acciones piadosas de los judíos de aquellos tiempos, para con los hombres y mujeres que precisaban ser ayudados.

Esas muestras de generosidad debían ser hechas como una forma de adoración a Dios y nunca como un medio para que los hombres pudieran exaltarlas.

Esta cuestión es tratada en el Libro de Deuteronomio 15:7 Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre.

Y sobre la cuestión de la recompensa, encontramos lo que dijo David en el Salmo 58:11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

La recompensa Divina siempre será mayor y más importante que la que los hombres podamos conceder.

En palabras del profeta Isaías, en 40:10 podemos leer: He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.

Podemos interpretar también que estas palabras están relacionadas con la venida de Cristo, el Mesías.

ANHELEMOS SER PERFECTOS

 

JESÚS Y MATEO

El Hijo del Hombre cerró una parte del Sermón del Monte, aludiendo a una cuestión que es virtualmente imposible de alcanzar para los seres humanos. MATEO 5.48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Con esta exhortación para que seamos perfectos, Jesús culminó una parte importante de su enseñanza, que comprendió dentro del capítulo 5 de los versículos del 17 al 48.

El tema de la Perfección, lo encontramos en el Antiguo Testamento teniendo como protagonista al Patriarca Abram antes de que se cambiara su nombre.

Génesis 17:1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.  También para él era un propósito inalcanzable.

En el Libro de Levítico, vuelve a aparecer esta cuestión fundamental, cuando se establecen las normas para los levitas que tendrían que cumplir tras ser apartados para servir en el Templo. Levítico 18:13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.

Este grado de Perfección planteado por Jesús e imposible de cumplir para los hombres, revela que Dios no puede rebajarlo, porque de hacerlo comprometería su propia condición.

Es obvio qué siendo Perfecto, en modo alguno podría fijar un nivel que fuera imperfecto en cuánto a la rectitud. Solo Jesús alcanzó la Perfección, como leemos en 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Aún sabiendo que nos resulta imposible de lograr, anhelemos ser Perfectos como Jesús hecho Hombre, lo fue.

Diego Acosta

 

A QUIENES AMAMOS

JESÚS Y MATEO

A QUIÉN AMAMOS

El Príncipe de Paz revela otro aspecto de la cuestión del Amor y su forma práctica de aplicarlo.

MATEO 5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Jesús advierte a propósito del sentido que debe de tener el Amor.

En su respuesta a todos los discursos formulados por Job y sus amigos, Jehová plantea un interrogante categórico, en Job 38:4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia.

Es decir, pueden los hombres ser superiores a quién los ha Creado? Esto nos resulta aclaratorio acerca de la Grandeza del Amor y que nos supera.

No habrá ningún mérito si solamente amamos a quienes nos aman, porque demuestra la pobreza de nuestra magnitud tanto espiritual como con relación a los otros hombres.

Por esta razón es que plantea la cuestión, relacionada con qué los publicanos hacen lo mismo, es decir aman a los que los aman y no extienden su amor a las otras personas.

Debemos recordar que los publicanos son el objeto del desprecio de los judíos, pues eran los hombres encargados en forma directa del cobro desmedido de los impuestos, que los romanos aplicaban en todos los aspectos de la vida de los israelitas.

Jesús nos lleva a pensar: haríamos lo mismo que los hombres que eran considerados traidores por sus propios conciudadanos? Esa es la medida de nuestro Amor?

Diego Acosta

COMO PUBLICANOS

COMO PUBLICANOS

El Príncipe de Paz, sigue desarrollando los fundamentos del nuevo Mandamiento, el del Amor.

MATEO 5: 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Los judíos que vivían sometidos al cruel dominio del imperio romano, tenían una especial animosidad contra los publicanos.

La condición de publicano fue ejercida por miembros de la propia sociedad romana y estaba directamente relacionada con el cobro de los impuestos a todas las actividades, incluyendo aquella que debían de pagar tributos aduaneros.

Generalmente este cargo era subastado entre los miembros de la sociedad leal al imperio y se prestaba para que quienes conseguían las funciones se enriquecieran.

Como lo conseguían? Los publicanos debían entregar una parte de lo que cobraban a la administración central, pero en la práctica aumentaban considerablemente los derechos a pagar.

Esto generó el fuerte descontento ente los judíos. Además como los publicanos debían tener colaboradores en regiones más pequeñas para facilitar los cobros. En Palestina se agudizó el problema.

Básicamente porque los cobradores que eran contratados por los publicanos, eran miembros de la propia sociedad y por lo tanto eran también Judíos.

Esto explica el fuerte rechazo que se tenía por los publicanos. Se les consideraba inmundos ceremonialmente y estaban excluidos de las sinagogas y excluidos de la vida comunitaria.

Por esto se destaca la honradez de Mateo que no escondió su condición de publicano, cuando fue llamado por Jesús para ser uno de sus discípulos.

Diego Acosta

HIJOS DEL PADRE

HIJOS DEL PADRE

El Hijo del Hombre siguió enseñando a propósito del Mandamiento del Amor y de su dimensión.

MATEO 5:45 Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.  Esta afirmación está dirigida a dejar la evidencia de como es el Amor de Dios.

Se extiende sobre los enemigos y es el Amor que ÉL brinda indiscriminadamente, pero el Hijo aclara la alternativa que existe ante este concepto.

Veamos Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Una vez más Jesús nos confronta con esta realidad: O seguimos a Dios o seguimos al Diablo. Dios brinda su Amor Eterno al elegido: Jeremías 31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

David en el Salmo 145:9 destaca otro aspecto relacionado con el Dios Eterno: Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. De esta manera se explica lo que dijo Jesús: que el sol salía sobre buenos y malos y sobre justos e injustos.

Diego Acosta

AMAD Y BENDECID

AMA A TUS ENEMIGOS

El Hijo del Hombre ratificó una nueva visión del Amor, que provocó una conmoción entre la gente de su tiempo.

MATEO 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.  Era precisamente lo contrario de lo que se decía, en el sentido de odiar a tu enemigo.

Jesús enseñó que el Amor de Dios alcanza a todos los seres humanos, a través de sus Bendiciones que se extienden indiscriminadamente a los todos los hombres.

Los estudiosos afirman que este concepto debe ser definido como el de la Gracia común que alcanza a todos los miembros de la especie. Por tanto el Amor es una Gracia de Dios.

En el segundo Libro de la Biblia, en Éxodo 23:4-5 podemos encontrar una ampliación de estos conceptos: Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

Jehová dejaba establecido en las llamadas Leyes Humanitarias como debía ser el comportamiento con relación a quienes consideramos nuestros enemigos personales.

En el Libro de Proverbios se establece con sencillez la forma de poner en práctica este concepto, de amar al enemigo. Proverbios 25:21 Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua.

Diego Acosta

AMARÁS Y ODIARÁS

AMARÁS Y ODIARÁS

El Príncipe de Paz continuó hablando en el Sermón del Monte, acerca de las actitudes con relación al Prójimo.

MATEO 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Jesús volvía a poner el acento en una cuestión que tenía profundas raíces en las convicciones de los israelíes.

Amar al Prójimo, ya había sido establecido por la Ley, según comprobamos en Levítico 19:18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.

Era el propio Jehová el que mandaba que no se debía hacer dos cosas con su Pueblo: no buscar la venganza por la propia mano ni tener actitudes rencorosas.

La segunda parte de la frase, relacionada con el aborrecimiento, estaba originada en la forma en que tanto los intérpretes de la Ley que eran los escribas, como de quienes se encargaban de hacerla cumplir, los fariseos, la interpretaban.

En realidad aborrecer al Prójimo no lo mandaba la Ley, pero podía verse sugerido en algunos Libros como el de los Salmos, más concretamente los versículos que encontramos en el 139:21-22.

Decía el Rey David: No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?  Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.

 En este Salmo el hijo de Elí deja expresado su asombro ante la inaprensible Sabiduría de Dios y su Omnisciencia, pues nada queda oculto, aún los más recónditos pensamientos de los humanos.

En ese contexto el rey de Israel declara que a quienes hablan contra el Eterno, los odia y los aborrece y los tiene por enemigos.

Diego Acosta

LLEVAR LA CARGA

LLEVAR LA CARGA

El Hijo del Hombre abundó en los conceptos relacionados con su Mandato sobre el Amor.

MATEO 5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.  Estas palabras que puedan resultar extrañas en nuestro tiempo, tenían en la época de los contemporáneos del Hijo del Hombre, mucho sentido y realismo.

Israel estaba sometida al rigor del mandato del imperio romano, que era sumamente duro con los habitantes de la provincia de Palestina, como lo demuestra la autoridad que se había conferido a los soldados que garantizaban el orden.

Cualquiera de ellos, aún los de la categoría más baja, podía mandar a que una persona llevara su carga por el término de una milla, es decir aproximadamente 1.600 metros.

Jesús mandó que en lugar de rebelarse contra esta orden, no solo que debía ser acatada sino que se debía elevar su cumplimiento hasta las dos millas, es decir 3.200 metros.

Este tipo de sitación es el que explica por qué los soldados romanos, ordenaron a Simón de Cirene, a cargar con la Cruz que portó Jesús durante la marcha hacia su crucifixión.

Recordemos Mateo 27:32: Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevase la cruz. Como era una orden de un soldado del imperio, era de obligado cumplimiento, tal y como ocurrió.

Aplicado a nuestros tiempos, el concepto significa que debemos estar dispuestos siempre en todo momento y circunstancia, al servicio ilimitado.

Diego Acosta

SIN PLEITOS

SIN PLEITOS

El Príncipe de Paz continuó enseñando lo relacionado con el nuevo Mandamiento sobre el Amor que había establecido y que debía extenderse hasta nuestros enemigos.

MATEO 5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa.  Resultó impresionante en aquellos tiempos, semejante afirmación. En realidad, tal como sigue ocurriendo en nuestros días.

Jesús nos mandó no solo eludir la posibilidad de ir a litigar, sino que además de renunciar a nuestra túnica, deberíamos entregar a nuestro acreedor, no solo la túnica que nos demanda, sino que deberíamos entregar otra prenda.

En el caso de los tiempos del Hijo del Hombre, se trataba de dos elementos muy utilizados por los varones. La túnica que era una especie de camisa larga, que llegaba hasta prácticamente la altura de los tobillos.

La capa era un recurso contra las bajas temperaturas, que se utilizaba para cubrir el cuerpo hasta aproximadamente la cintura. Con lo que resulta obvio, que ambas prendas eran sumamente necesarias para la vida cotidiana.

En el Antiguo Testamento podemos encontrar en el Libro de los Proverbios dos referencias sobre este tema. En 3:3 leemos: Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.

En Proverbios 11:17 aprendemos: A su alma hace bien el hombre misericordioso; más el cruel se atormenta a sí mismo. Jesús hizo referencia a uno de los atributos del Padre: la benignidad.

Diego Acosta