CONCIENCIA

Blog del TIEMPO!

Hace algunos años se publicó un comentario en el que se destacaba que había dos hombres que simbolizaban la conciencia de los Estados Unidos. Uno era el fallecido escritor Philip Roth y el otro el actor y director Clint Eastwood.

Controvertido como pocos, Eastwood, en su última película deja para la posteridad un impresionante mensaje personal. El de sus convicciones, el de sus irrenunciables posturas frente a la frívola sociedad y el recuerdo a esos personajes que pocos quieren: los perdedores.

Cuenta la historia de un hombre fracasado, que no encuentra otra forma de vivir que la de ponerse al servicio de traficantes de drogas. En la película va desgranando los errores cometidos, por desear sentirse alguien en el pequeño mundo de los florticultores artesanos, para compensar su fracaso como padre y esposo.

Una historia real, que el director convierte en un duro testimonio de lo que es la sociedad. En el final, se reconcilia con la mujer a la que le amargó la vida, con su hija a la que prácticamente había abandonado.

Despidiendo a su exesposa, mostrando inequívocamente su creencia en un funeral celebrado en una iglesia luterana y en un final memorable, no se esconde en su condición de ex-combatiente y se declara culpable.

Antológico Eastwood, mostrando una vez más por qué muchos de sus conciudadanos lo consideran su propia conciencia. Ejemplar, como actitud de vida, incluso para quienes nos llamamos hijos de Dios.

Diego Acosta

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