CONTRA MÍ…!

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Jesús nos advirtió con tremenda rotundidad:

El que no es conmigo, contra mí es;
y el que conmigo no recoge, desparrama.

La vigencia de estas Palabras, nos deben llamar a una urgente reflexión. Urgente por la necesidad que tenemos los hombres en este tiempo, de recordar los principios fundamentales que deben regir nuestra vida.

Está claro que la influencia del mundo sobre la Iglesia y sobre nosotros sus miembros, es cada día más importante, más profunda, más amenazadora.

Esto es posible porque en las congregaciones se piensa más en hacer un auténtico espectáculo, que en profundizar en el contenido de los Mandatos bíblicos.

Pensamos más en divertirnos y en divertir, especialmente a nuestros jóvenes, que en enseñarles todo aquello que deben ser los cimientos donde edificarán su futuro.

Una congregación divertida, entusiasta, animada, es sinónimo de atracción para que cada vez haya más personas que se sientan motivadas y complacidas con lo que se les brinda.

Tristemente no pensamos que una congregación que se desarrolla en esa dirección, se está apartando cada día más, de lo que es Verdadero.

Y lo más grave: De la verdadera y única misión de la Iglesia de Jesús. No estamos para divertirnos ni para agradar a nadie. Estamos para enseñar, hacer discípulos y llevar el Evangelio hasta los confines de la Tierra.

Haciendo esto estaremos expandiendo el Reino de Dios, si nos empeñamos en hacer lo contrario, estaremos abriendo las puertas de la Iglesia a las iniquidades del mundo, a su influencia y a su perdición.

Se puede pensar que con este criterio no resultará fácil atraer a las personas a Jesús!

No podemos ni debemos caer en estas especulaciones!

No podemos predicar sueños fantasiosos, frente a una realidad que nos muestra como el mundo propone y la mayoría acepta lo que es contrario a todo lo enseñado por Jesús.

Desde la igualdad del género, a la tolerancia a cualquier forma de pecado, todo es posible cuando se pretende suavizar o modernizar un Mensaje que es Único y de obligado cumplimiento.

Jesús nos advierte:

El que no es conmigo, contra mí es;
y el que conmigo no recoge, desparrama.

Y podemos terminar con sus propias Palabras:

El que quiera oír, oiga.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com