EL ÁRBOL

CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR

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Con nuestra idea fantasiosa de la vida, pensamos que los mensajes que Dios nos pueda dar, son siempre tremendos rodeados de circunstancias excepcionales.

Tal vez pensamos esto, porque  esa es la medida que tenemos de nuestra propia importancia. Y por eso fantaseamos acerca de cómo serán los mensajes del Eterno.

Pero la realidad es muy distinta, al menos para mí. Nunca ha recibido grandes mensajes ni tampoco he vivido cosas que me distingan del resto de mis hermanos.

Tal vez pertenezca al grupo de seres que al Supremo le place hablarnos con pequeños gestos, símbolos o ejemplos. Por eso creo en lo que ha mostrado.

Frente a mi casa, en un cuarto piso, hay un árbol que supera esa altura y está lleno de brotes verdes, mostrando que a pesar de las tremendas circunstancias que nos afectan, la vida continúa.

Y esto me alienta a perseverar en mi esfuerzo por servir al prójimo, guardando y cuidando a mi próxima, en este caso. Si Dios me concede más tiempo de vida, es para que le sirva y cumpla sus Mandamientos. Como el árbol, que sigue viviendo junto al drama de los humanos.

Deuteronomio 10:20
A Jehová tu Dios temerás,
a él solo servirás, a él seguirás,
y por su nombre jurarás.

Deuteronômio 10:20
Ao Senhor, teu Deus, temerás;
a ele servirás, e a ele te chegarás,
e pelo seu nome jurarás.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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