CARTA DE ALEMANIA
Las pequeñas historias tienen el valor de romper con la dictadura de la frivolidad y la tontería, de la que muchas veces nos enorgullecemos los humanos.
Una pequeña ardilla siguió a un hombre, que al verse en semejante situación no atinó a otra cosa que a correr y también avisar a la policía.
La bebé, finalmente agotada por el esfuerzo, se durmió y la policía la encomendó a una sociedad que se dedica específicamente a cuidar de las ardillas. Era tan pequeña que encontró el calor que buscaba, en las manos de la persona que la acogió.
El hombre perseguido se sumó a la ola de simpatía que ha despertado este animalito, que al sentirse solo buscó la compañía de un ser humano, que se asustó y corrió.
Pensemos, cuántas veces nos asustamos y nos olvidamos de lo fundamental: La existencia de nuestro Creador!
Gracias y bendiciones.
Diego Acosta