SUCEDÁNEO

MENSAJE

A veces para poder ejemplificar una situación es válido utilizar algunas palabras que por su significado, aportan claridad a los conceptos más complicados.

O para decirlo de otra manera, para tratar de explicar o entender algunos comportamientos, podríamos utilizar una palabra que por su origen ayuda a clarificar.

Esta suerte de introducción tiene que ver con la forma en que se enseña y practica el Evangelio que vino a proclamar al mundo, Dios hecho Hombre, Jesús.

Tanto hemos diluido sus conceptos fundamentales que bien podríamos decir que estamos frente a auténticos sucedáneos. Y que son los sucedáneos?

La respuesta que encontramos en el diccionario dice: De una sustancia: Que, por tener propiedades parecidas a las de otra, puede reemplazarla. Si la aplicamos al Mensaje de Salvación nos sorprenderemos.

Cada vez más se predica con tal levedad la enseñanza del Hijo del Hombre, que hemos entrado en auténticas zonas grises, donde cada vez se difuminan más lo que es bueno y lo que es malo.

El concepto de pecado se relativiza e incluso se le buscan otros nombres, para que no hieran la sensibilidad de los creyentes, que puedan encontrarse viviendo situaciones contrarias a lo enseñado en la Palabra de Dios.

Justificamos lo injustificable a través de palabras que diluyen la responsabilidad ante las malas acciones y pretendemos encontrar atajos que nos lleven a un final más o menos adecuado.

Ahora se entiende que un hombre y una mujer vivan juntos sin casarse y lo llamamos de distintas maneras, sin tratar de llegar al verdadero fondo de la cuestión.

Del mismo modo algunas congregaciones aceptan los casamientos de hombres con hombres y de mujeres con mujeres, olvidando que el lugar de culto es el lugar de reunión de los templos santos que deberían ser cada uno de los congregados.

Tengamos cuidado con los sucedáneos, porque tras ellos está el padre de la mentira y el engaño, que aprovecha todas las circunstancias para medrar en contra de los débiles de la fe a través de los mercaderes del Evangelio.

Recordemos que Jesús nos anunció que venía a servir y no a ser servido y esto lleva implícito, a que el servicio supone lealtad primero con Dios y luego con los creyentes que creen estar escuchando la voz del Buen Pastor.

Diego acosta / Neide Ferreira

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