DESCONCIERTO…

Siguiendo las informaciones que proporcionan los medios de comunicación, bien podríamos decir que estamos viviendo en una sociedad donde prevalece el desconcierto.

Quienes tenemos más años que muchos, podemos advertir que todos los parámetros que eran válidos se están resquebrajando y que muy pocos saben hacia dónde vamos.

Podríamos preguntarnos: ¿Qué está pasando en este nuevo milenio? ¿Y cuál sería la respuesta adecuada o las respuestas adecuadas? Si se responde desde el mundo, podríamos decir que sería…desconcierto.

Si la respuesta fuera desde lo espiritual, los concepgente3tos son distintos y entonces podríamos decir que seguramente estamos viviendo cuanto menos el comienzo de los tiempos del fin.

De esto fue que Jesús habló a sus discípulos cuando le pidieron que les hablara de las señales que indicarían que ese tiempo final se estuviera acercando.

Quizás el desconcierto…sea una de las más notables porque Jesús habló de situaciones que hoy comienzan a vislumbrarse y que son las que nos preocupan.

Avanzamos como un barco sin rumbo en medio de una gran tormenta. Lo que antes era bueno ahora es lo contrario y lo que censuramos durante años, ahora es bueno.

¿Qué es lo verdadero? El mensaje de Salvación para los hombres, por lo que resulta imperativo que sustituyamos el temor natural por la firmeza de la fe y cumplamos con el mandato que ayudará a los hombres a superar su desconcierto.

Mateo 10:27
Diego Acosta García

LOS DERECHOS

Las personas que defienden los derechos de los débiles en el mundo, son llamadas “activistas”, lo que indica que se las destaca del resto de la sociedad por sus comportamientos.

Este hecho tiene su importancia porque si ponemos la frase por pasiva, advertiremos que si los «activistas» son destacados, significa que el resto de la sociedad no se preocupa por los mismos temas.

¿Que significa defender los derechos de los débiles? Significa tratar de evitar que quienes no están en condiciones de asumir el ejercicio de su propia libertad, para no perderla lo hagan otros.debil6

Por eso Jesús en su ministerio terrenal mandó defender a las viudas, a los huérfanos, a los desheredados y desechados, a quienes no eran admitidos como pares en la sociedad en la que vivían.

En estos tiempos defender los derechos de los débiles debe ser un compromiso que tenemos que asumir sin ninguna clase de condicionamientos.

Entendiendo que hemos recibido un mandato y no una opción, porque los débiles son las criaturas a los que Jesús dedicó especial atención y cuidado y los guardó con su amor.

Seamos consecuentes con el mandato de Jesús y hagamos de los débiles una de nuestras causas cotidianas, porque así seremos dignos de llamarnos sus discípulos.

1 Samuel 2:4
Diego Acosta García

SILENCIO

Seguramente coincidiríamos con muchas personas con la sensación que produce el exceso de ruido y que tiene como manifestación más directa una cierta incapacidad hasta para pensar.

El ruido del mundo nos va embotando los sentidos de tal manera que no somos capaces de distinguir ni de donde proviene ni en qué momento terminará.

El ruido también puede ser de las palabrasilences que se repiten una y otra vez que van aletargando la capacidad de distinguir entre  lo que se dice y lo que se busca asegurar.

En definitiva el ruino ruido nos hace perder la perspectiva de lo que ocurre en nuestras iglesias, en nuestras congregaciones y las palabras lo dominan todo buscando la aceptación de distintas teorías.

Una de esas teorías es la que asegura que los cristianos debemos ser prósperos y ese argumento pasó a la categoría de teología, trayendo como consecuencia el resultadismo en las congregaciones.

El ruido en definitiva nos impide distinguir entre lo que dicen los hombres y el mundo y lo que nos habla el Señor. Quién se deleite con el ruido del mundo difícilmente podrá escuchar el susurro de la Palabra.

Estamos en tiempos donde es imprescindible que nos apartemos de toda forma de ruido y seamos capaces de tener momentos de silencio, para poder recibir el mensaje del Señor.

Salmos 37:7
Diego Acosta García

HUIR

Es sorprendente como cambian los conceptos cuando hablamos de un mismo tema, según el enfoque del mundo o según lo que nos enseña la Palabra de Dios.

Huir según el mundo es una actitud deplorable que identifica solamente a los cobardes. Y como nadie quiere serlo, se enaltece a los valientes, a los hombres y mujeres que vencen cualquier obstáculo.

Una vez más nos encontramos frente al falso dilema de ganadores y perdedores. Sin embargo no siempre esta elemental ecuación se resuelve de la misma manera.

En muchas ocasiones huir se puede convertir en unhuir acto de verdadera valentía, cuando tratamos de enfrentarnos a situaciones que pueden ser muy malas para nuestras vidas.

Huir se presenta como la única alternativa para apartarnos del mal, que en la mayoría de los casos se presenta como altamente atractivo adoptando formas tan seductoras como nefastas.

Por tanto si huimos del mal dejamos de ser cobardes y nos convertirnos en valientes, porque somos capaces de abandonar aquello que tanto nos puede atraer pero que sabemos que es tremendamente peligroso.

Este razonamiento puede parecer demasiado rebuscado pero tiene la notable sencillez de ser realistas y no enfrentarnos a situaciones que difícilmente podremos controlar.

El atractivo del mal es tan evidente en el mundo, que por esa misma razón conquista a tantas personas. Huir es una alternativa válida para no caer en garras de las que es muy difícil liberarse.

Juan 10:5
Diego Acosta García

LA CORRUPCIÓN

Muchas encuestas revelan que la corrupción es uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos y de manera especial, la corrupción de los políticos.

Esta cuestión es muy antigua porque desde siempre hubo quienes por avaricia o por otras oscuras razones se ha van valido de sus cargos para enriquecerse.

La Palabra de Dios nos enseña que el corazón del hombre es desesperadamente corrupto, por lo que este asunto debe scorrup2er tratado con una especial atención.

¿Cuándo se habla de hombres corruptos, hablamos solamente de los corrompidos? ¿O cuando hablamos de hombres corruptos, también hablamos de los corruptores?

Para que haya corrupción necesariamente debe haber dos personas: el que corrompe y el que es corrompido. Por tanto es tan responsable uno como otro.

La cuestión pareciera ser desde la perspectiva del mundo, que se hace con los corruptos. La sociedad debe percibir que la corrupción es perseguida como un grave mal que la afecta.

Desde la perspectiva espiritual se nos enseña que el dinero y la avaricia constituyen dos elementos fundamentales en cuanto a las actitudes del corazón humano.

Por tanto guardemos nuestro corazón de todo espíritu de codicia porque es el comienzo de otras graves cuestiones que nos enfrentan de manera definitiva con las normas del Señor.

Gálatas 6:8
Diego Acosta García

¿Y LOS DEMÁS?

Uno de estos días me sorprendí pensando en un determinado momento de mi vida, que me estaba preocupando y que era el motivo de una cierta desazón.

Cuanto más intentaba solucionar el problema, más me daba cuenta que la solución no estaba dentro de mis capacidades y por mucho que me afligiera era evidente que no encontraría la salida.

Fue en estos momentos cuando el Espírito hizo acto de presencia, a través de una pregunta sencilla y concreta: ¿Y los demás? En ese instante fue como si algo hubiera explotado en mi interior.ayuda3

Pensaba que era legítimo ocuparme de mi problema… pero la pregunta me cambió el sentido de mis pensamientos y comprendí lo torpe que había sido ocupándome tanto tiempo de mi situación.

Era evidente que contra más me centraba en la búsqueda de la solución, más me alejaba de ella, porque la dimensión humana de mis fuerzas era muy pequeña con relación a la magnitud del problema.

Fue entonces cuando recordé con alegría quién es el Soberano sobre todas las cosas y desde luego sobre mi propia vida, por lo que abandoné mi preocupación.

Comprendí en toda su extensión la profundidad de la pregunta: ¿Y los demás? …En el momento que dejamos de preocuparnos por nuestros asuntos, Dios los toma como propios y entonces podemos dar amor y misericordia a quienes nos rodean.

Isaías 41:10
Diego Acosta García

LA ESPERA

Hay momentos muy especiales en la vida de los seres humanos, son aquellos en los que es necesario aguardar para que ocurra aquello que necesitamos o que deseamos.

Este tiempo suele resultar especialmente difícil porque se combinan cuestiones  que nos son particularmente complejas de manejar, como son la ansiedad y la necesidad.

La ansiedad porque nuestra naturaleza nos reclama que aquello que estamos precisando se concrete lo más pronto posible. Y en esta sociedad del “ya mismo” es mucho más notorio.

La necesidad por su parte nos parece cada vez más perentoria y nos produce la sensación de que cada segundo que pasaun minuto se agranda no solo en magnitud sino en su perentoria resolución.
La espera constituye evidentemente una forma que el Señor tiene de probar varias cosas de nosotros. Y cuando decimos probar estamos hablando literalmente de lo que llamamos “prueba”.

Está comprobando nuestra paciencia, que si no la tenemos la tenemos que desarrollar. Nuestra confianza, que si la tenemos la tenemos que robustecer más allá de los límites que nosotros mismos le queremos conceder.

Está probando  que nuestra fe se apoya en la creencia que  Él es el Soberano sobre todas las cosas, incluyendo nuestras vidas y el espacio de tiempo que llamamos espera.

La espera debe ser un tiempo de reflexión, de aprender a mirar aquellas cosas que con nuestro afán dejamos de advertir y por sobre todas las cosas, a poner nuestra mirada confiada en el Señor. Bendita sea la espera!

1 Samuel 12:16
Diego Acosta García

¿LIBRES?

Día tras día se acrecientan los mensajes que nos sugieren diversas formas de libertad relacionadas incluso con nuestro cuerpo, con nuestras decisiones y también con nuestras actitudes.

Estos mensajes buscan desmontar progresivamente instituciones fundamentales como la familia, alegando que puesto que somos libres podemos hacer lo que nos parezca bien.

En ese sentido se enfatizan los intercambios de pareja, induciendo a la infidelidad consentida u oculta y disfrazada de un progresismo cada espososvez más alejado de todo principio.

Se fomentan las diversas formas de estimular el morbo, la sexualidad, los subterfugios que nos permitan gozar de nuestro cuerpo sin otro límite que nuestra propia imaginación.

Se nos argumenta que seremos libres si rompemos con cuestiones que eran intocables hasta hace un tiempo, pero que ahora en homenaje a la ruptura de cadenas mentales y sentimentales debemos acabar con ellas.

Estas propuestas van creando un clima propicio para entender que en realidad hemos estado presos de nuestros propios prejuicios o conceptos retrógrados en los tiempos que vivimos.

¿Así seremos libres? Siguiendo estas normas del mundo que se consideran no solo progresistas sino también que revelan la evolución del pensamiento, llegaremos a una falsa y frustrante libertad.

La cuestión es saber que todas estas propuestas son ajenas a las normas que Dios nos  ha dado a los hombres para que vivamos bien con un orden superior y sabiendo que la Verdad nos hace libres.

1 Pedro 2:16
Diego Acosta García

¿AMIGOS?

En la sociedad en la que vivimos se sostienen teorías sorprendentes y otras francamente perversas porque desvirtúan la razón de ser de quienes tienen responsabilidades.

Una de esas teorías sostiene que los padres deben ser amigos de sus hijos para hacer posible una buena relación y para lograr buenos momentos en el hogar.

Esta propuesta está envuelta en muy edulcorados argumentos, tan atractivos como devastadores de lo que es el fundamento de la verdadera actitud que deben tener los padres con los hijos.

¿Por qué se propugna que seamos amigos de nuestros hijos? ¿Cuál es la verdadera intención de esta modificación de lo que siempre ha sido de otra manera?

Indudablemente que con la cuestión de que el hombre es por ser hombre lo más importante de la sociedad, que no es otra cosa que el humanismo, se lleva en la misma dirección la cuestión familiar.

Es una auténtica perversidad plantear que los padres puedan ser amigos de sus hijos, porque entonces se desvirtúa el principio de autoridad que es fundamental para la vida de los pequeños.

¿Si somos amigos de nuestros hijos, como los educaremos, como los reprenderemos, incluso como los disciplinaremos?

Los padres nunca deberán ser amigos de sus hijos, porque tienen la misión de educarlos y guiarlos,  porque así ha sido establecido por el Creador como una norma básica.

Deuteronomio 11:19
Diego Acosta García

Y DIOS?

Frente a la desmesura con la que vivimos y frente a los hechos tremendos que estamos constatando dentro y fuera de las Iglesias y por supuesto en el mundo, bueno es que nos hagamos unas preguntas.

La más importante de todas es: Y donde hemos dejado a Dios? En que atajo de nuestras vidas lo hemos dejado abandonado? Por qué nos olvidamos de esta manera de nuestro Padre?

Son preguntas inquietantes porque las respuestas son difíciles de encontrar. Jesús advirtió a los discípulos que nos cuidáramos para que nadie nos engañe.

Esta tremenda advertencia la ignoramos con una facilitad tan grande, que esa ignorancia nos abre el camino para que el mundo y los falsos profetas ocupen un lugar que nunca deberían ocupar.

Estamos muy afanados con nuestros planes, nuestras ideas, contagiados por el mundo y sus dictados y absorbidos por las teologías de quienes buscan engañarnos con sus promesas de riquezas.

Por eso es que nos olvidamos de Dios. Hemos perdido el temor y el temblor del que  nos enseñaba Pablo y nos creemos tan autosuficientes como el mundo plantea la hegemonía del hombre por sobre todas las cosas.

Estamos comenzando a vivir horas cruciales sobre las que nos enseñó Jesús. De nosotros mismos depende que las afrontemos bajo su manto protector o quedar bajo la temeraria guarda de nuestras propias fuerzas.

Filipenses 2:12
Diego Acosta García