EL HOTEL DE ORO

ANTIVIRUS

En la capital de Corea del Norte se ha inaugurado un hotel que está chapado en oro, en sus lugares más emblemáticos.

Como en otros lugares del mundo se hace una ostentación indigna pensando en el valor del oro y en el uso que en casos como este, superan lo razonable.

Usar el oro en el caso específico de Corea del Norte, para exhibir un nivel de riqueza muy alto, se contradice con la realidad que vive el país, donde la mayor parte de la población está bajo los umbrales de la pobreza.

Esta situación nos debería hacer reflexionar acerca de cómo obramos los humanos y también para no caer en el facilismo de la crítica, que sería pensar cuántas familias podrían comer adecuadamente con ese oro.

Se trata de pensar que cualquier forma de ostentación ofende la Majestad de Dios e ignora la humildad con la vivió su Hijo, cuando estuvo entre los hombres.

Diego Acosta

Escándalos de líderes evangélicos

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Algunos recientes y escandalosos episodios relacionados con el liderazgo de iglesias evangélicas, actualizan una cuestión sobre la que es necesario insistir.

Nadie ha proclamado que las iglesias evangélicas sean perfectas, con líderes perfectos y con congregaciones perfectas. Hacerlo es una necedad total.

Simplemente se debe afirmar que las iglesias están formadas por hombres con todo lo bueno y con todo lo malo que eso significa.

Lo que es evidente, que en ningún caso ni por ninguna razón se debe mezclar a Dios con la valoración de las iglesias. El Eterno es la perfección y ÉL ha proclamado que se glorifica en la debilidad de los hombres.

Por tanto el argumento de que siendo imperfecta la iglesia, afecta también a la Majestad del Creador, además de equivocado es profundamente temerario y perverso.

Con serenidad y firmeza, asumimos los errores de algunos líderes, del mismo modo que asumimos los errores de la sociedad en la que vivimos.

Solo que con este gesto, proclamamos la infinita Perfección de Dios!

Diego Acosta

Y EL HOMBRE…?

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Caminando recientemente por una calle, advertí que había cambios importantes, pero no conseguía concretarlos a pesar de que conozco las señas de identidad que caracterizan mi ciudad.

Que estaba ocurriendo?

Luego de pensar bastante en la cuestión llegué a la conclusión que los cambios que apreciaba, no eran los de la ciudad, sino de los hombres y mujeres que la poblábamos.

En qué sentido?

La mayoría de nosotros estaba totalmente pendiente de sus artilugios tecnológicos, sujetos a utilizarlos en cualquier momento y en cualquier circunstancia.

La ciudad era la misma, cautivante e impactante, pero había muchas personas que no advertían en el lugar en el que se desenvolvían, cada uno atento a su actividad.

Incluso, lo más sorprendente era que también hacían lo mismo las personas que habían llegado para visitar la gran capital, para recordar su pasado y para disfrutar de su notable patrimonio cultural.

En esa complejidad de pensamientos, no acertaba todavía a distinguir lo que estaba ocurriendo. Si el escenario era el que conocía, por qué no era capaz de discernir el cambio que apreciaba?

Y llegué finalmente a la conclusión que todo lo que ocurría estaba relacionado con las personas, con los seres que como yo, se dirigían en todas las direcciones, cada cual con su historia personal.

Pero, haciendo un breve ejercicio de Memoria, podía advertir que siendo la ciudad casi la misma, los que habíamos cambiado éramos los hombres, que dejamos de ser los mismos, por causa de la forma en la que la tecnología domina y controla nuestras vidas.

Así como en un tiempo, cuando aparecieron las pilas para las radios y luego las imágenes de la televisión, todo cambió, ahora también ha cambiado solo que de una manera más rápida, más directa, mucho más personal.

Seguramente es lícito preguntarse por el hombre? Qué ha sido de nosotros? los que deberíamos pensar, razonar, debatir e incluso conversar exponiendo las ideas y pensamientos que dan razón a nuestra personalidad.

Y si es difícil encontrar al hombre, más difícil es encontrar a Dios en este torbellino tecnológico en el que vivimos. Pero ÉL, que sabe todas las cosas, también sabe que un día volveremos sus ojos hacia su Majestad y entonces nos reencontraremos como sus joyas de la Creación, que somos.  

Diego Acosta / Neide Ferreira

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ESTACIONES…!

Blog del TIEMPO!

Con la frivolidad que caracteriza a los años que vivimos, una vez más comentamos acerca del cambio de las estaciones en los hemisferios norte y sur.

Y como casi siempre, los relacionamos con los sentimientos, las emociones y más frívolamente aún, con los necesarios cambios de vestuarios, propios de las cambiantes temperaturas.

Pero, pocos, muy pocos, recordamos que las estaciones son otra muestra de la Grandiosa imaginación del Creador, que nos concedió a los hombres signos evidentes para que advirtamos que cada tanto tiempo iniciamos nuevas etapas en nuestra vida cotidiana.

Ignorando o frivolizando, tratamos de permanecer indiferentes a la prodigiosa demostración que el Eterno nos ha dado a los seres humanos, de su Poder y de su Majestad.

No es necesario imaginar ninguna forma de adoración con relación a las estaciones, sino tener presente que forman parte de la Creación de Dios, para su propia Honra.

Diego Acosta

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