TIRAR COMIDA

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Tirar comida…No faltará quién se moleste por esta afirmación. Se podrá argumentar que decir…tirar comida, es una auténtica exageración.

Pero a veces la contundencia de una afirmación puede movilizar la mente y el corazón de las personas, para que modifiquen su forma de obrar.

Tiramos comida?

Quién puede dudarlo, aunque para calmar conciencias se diga que solamente son los restos de las comidas familiares y por tanto no es algo hecho a propósito.

Sin embargo, si tiramos alimentos es porque hay algo que estamos haciendo mal. Por ejemplo, sabiendo cuántos se sientan a la mesa, por qué se cocina para más personas que las necesarias?

Desterrando este hábito, podríamos solucionar la cuestión de tirar la comida, porque ofende a la lógica y al sentido común. Y porque en el fondo es una manera de no cumplir con la ayuda al Prójimo que proclamó Jesús.

Diego Acosta

 

EL VERDADERO MATRIMONIO

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Si nos dejamos llevar por la influencia del mundo, podríamos llegar a la conclusión que la institución consagrada por Dios como la forma superior de la relación de un hombre con una mujer, es otra cuestión menor y sin importancia.

Incluso se ha llegado a exhibir como algo natural, que en un matrimonio se impliquen otras personas, con lo que se ha dado en llamar el amor compartido.

Y los bochornosos casos donde públicamente se muestran los acuerdos para simular convivencias, que no son otra cosa que meros acuerdos económicos.

Frente a esto, debemos ser extremadamente rigurosos para hablar de lo cierto y lo verdadero a nuestros hijos, para que el mundo no consagre la idea de que el matrimonio es algo que se puede usar y tirar como tantas otras cosas.

La gravedad de la situación exige máxima claridad y contundencia, para no enredarnos con las palabras ni usar argumentos que disimulen la gravedad de la situación.

Estamos llegando al tiempo en que cada palabra que digamos o que callemos, nos será reclamada.

Diego Acosta

EL MANDATO DE VIVIR

Jesús le pidió al Padre que no quitara de la Tierra
a sus discípulos, sino que los guardara..
Todos tenemos el gran Mandato,
de evangelizar y hacer nuevos discípulos,
comenzando por nuestros propios hijos.
Diego Acosta – MENSAJE

CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO