SONRISAS

DEVOCIONAL

Jesús amonestó severamente a sus discípulos, cada vez que incurrían en la grave falta de no ser sinceros.

Haría exactamente lo mismo conmigo, cada vez que esbozo una sonrisa ante quién no la debería hacer, mintiendo y mintiéndome, en un hecho que llama a la reflexión.

Nadie nos ha mandado que seamos amigos de todas las personas que nos rodean. Eso es absolutamente cierto. Pero nadie nos ha mandado que simulemos ser amigos de todos, cuando no es verdad.

Si profundizo en el tema, me imagino a cuántos hermanos sonrío y me sonríen, cuando en mi interior no tengo el menor motivo para hacerlo y de igual modo los demás.

Y esto revela la gravedad de nuestros comportamientos en las congregaciones, donde cada día se simula, se miente, se simula, se trastoca lo bueno por malo.

Debo ser sincero, comenzando por mi propia persona, porque así demostraré que soy digno de respeto y porque así aprenderé a respetar a mis hermanos.

Así lo exige Jesús!

Salmo 26:4
ES – No me he sentado con hombres hipócritas,
ni entré con los que andan simuladamente.

PT – Não me tenho assentado com homens vãos,
nem converso com os homens dissimulados

Diego Acosta / Neide Ferreira

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TEORÍA…?

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Siempre que tengamos en nuestras manos la Biblia, debemos recordar que además de las hojas que están ante nuestra mirada, esencialmente nos encontramos ante la Palabra de Dios.

Única. Irrepetible. Poderosa. Inmutable. Perfecta!

Por tanto debemos abandonar las prácticas del mundo de interpretar, de analizar, de comprender todo, para asumir la actitud reverente que nos enseñó Pablo: Temor y Temblor.

Temor ante la Majestad del Eterno, Temblor ante la responsabilidad que asumimos por ser sus hijos.

Ante la magnitud de estos pensamientos, no caben las teorías ni los ejercicios de racionalidad, sino la humildad para que sea el propio Dios quién se nos revele!

Así reemplazaremos lo falso con lo Verdadero, los sentimientos y las emociones con el Amor, la lástima por la Misericordia, la soberbia por la Mansedumbre.

No podemos ni debemos asumir que tenemos alguna capacidad para interpretar a Dios, porque sería cometer un acto de arrogancia y hasta de rebeldía, que nos alejaría tal vez eternamente de la sombra benefactora de su cobijo.

Pensando en estas cuestiones, me sorprendió como una y otra vez pretendemos ser más sabios que los sabios, ignorando que la única Sabiduría verdadera es la que se nos concede desde lo Alto.

Las alegaciones, justificaciones y explicaciones humanas, son meras muestras de la religiosidad que domina nuestras mentes y nuestros corazones.

Solo la religión se considera autoridad para interpretar al Todopoderoso y solo la religión convierte lo bueno en malo y lo Verdadero en dogmas y normas incumplibles.

Por eso es peligroso teorizar!

Más que peligroso, resulta de una osadía inaudita, más propia de hombres y mujeres mundanos, que de quienes nos consideramos que por haber dado los pasos a través del arrepentimiento y el perdón, estamos viviendo en el Camino de la Salvación.

No caigamos en la trampa legalista de sentirnos superiores a otros y creer que podemos ayudarles a interpretar lo que solo ÉL, nos puede revelar por su Gracia infinita.

La teoría es otra forma de la tradición que trata de humanizar lo que es esencialmente espiritual!

El único que nos puede llevar a la comprensión es el propio Dios y el único que se nos presenta en su Grandeza infinita es ÉL. Todo lo demás es vana-gloria y religiosidad humana.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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PLAGIO

Blog del TIEMPO!

Hay pocas acciones más denigrantes que el plagio.

Quién es capaz de caer en esta falta, es capaz de robar algo tan intangible como es la obra de otra persona, sabiendo que es difícilmente demostrable.

Tiene el agravante de apropiarse de la creación del talento de otro ser, ignorando que es Dios quién concede las capacidades y por tanto en el fondo todo lo que robamos en ese sentido, resulta como si le robáramos al propio Creador.

Ofende quién practica el plagio, a quienes se han preocupado en mejorar sus propias capacidades, se han esforzado en mejorarlas y en dotarlas de un nivel superior.

Por qué robamos, entonces?

Por el triste afán de la vana-gloria, por la pequeñez de nuestra propia mente, por la mezquindad de atribuirnos méritos que no nos pertenecen y que finalmente nos dejarán en evidencia.

El plagio es una de las miserables bajezas humanas, disfrazadas de intentos de mejorar una determinada creación personal, que no es otra cosa que el robo condenado por el Eterno.

Oremos para no caer en el plagio!

Diego Acosta

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