UNA PREGUNTA

DEVOCIONAL

Cada tanto me pregunto sobre la cantidad de tiempo que dedico a estudiar la Palabra de Dios.

Y la mayoría de las veces tengo un bochornoso silencio en torno a mi respuesta.

Por qué?

Sencillamente porque es tan poco el tiempo que le dedico al Mensaje del Eterno, que prácticamente no tengo la posibilidad de medirlo, ni siquiera en minutos.

Siempre tengo algo más urgente que hacer!

Lo cierto es que por resolver lo que presuntamente es urgente, dejo de hacer lo que sí es importante. Y nada hay más importante que estudiar la Biblia.

Tengo la certeza de que a mayor conocimiento del Texto, mayor enseñanza podrá impartirme el Espíritu Santo, porque sabré de qué me está hablando o de qué me quiere hablar.

Estudiar poco la Biblia, significa que todo lo maravilloso que puedo recibir, me lo estoy negando por la influencia que el mundo ejerce sobre mí.

Contra más ignorante sea, mejor para el enemigo!

Y peor para mí!

Eclesiastés 5:6

No dejes que tu boca te haga pecar,
ni digas delante del ángel, que fue ignorancia.
¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz,
y que destruya la obra de tus manos?

Eclesiastes 5:6

Não consintas que a tua boca faça pecar a tua carne,
nem digas diante do anjo que foi erro;
por que razão se iraria Deus contra a tua voz,
de sorte que destruísse a obra das tuas mãos?

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com