Y LA IRA…?

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

En un pasaje del Segundo Libro de Crónicas, se revela el momento en el que el rey Roboam se humilló y la ira de Dios se apartó de él y las cosas le fueron bien, lo mismo que a Judá.
Me pregunto por qué soy tan rápido en olvidar estos pasajes y tengo tanta calma para deleitarme en las grandes Promesas que el Eterno ha hecho a los hombres y por tanto a mí.
Es evidente que hay algo que estoy haciendo mal y me dejo llevar por la influencia perversa y maligna, que termina por llamar a lo malo bueno, sin que nadie se preocupe mayormente.
A propósito de estos días de exaltación de la homosexualidad, me recuerdo de la ira de Dios. A quién o a quienes alcanzará cuando no soporte mas el pecado?
Porque debemos recordar que Dios perdonará al pecador arrepentido, pero nunca admitirá el pecado, porque constituye una abierta rebelión en contra de sus Mandatos.
Por eso resulta tan preocupante la actitud de muchos hombres con responsabilidades, que las diluyen con el argumento…yo no tengo nada contra los homosexuales, cada uno puede hacer lo que quiera.
Esto es lo mismo que decir, que cada uno cometa el pecado que le plazca, yo no estoy en contra de ello, favoreciendo con esa actitud tolerante que quienes todavía no han caído en la tentación, se piensen que lo pueden hacer sin ninguna consecuencia.
Si no existieran estas situaciones, no se comprendería para que Jesús entregó su vida en la expiación de la Cruz!
Me siento responsable por cada vida que se entrega a las prácticas que Dios ha condenado explícitamente. Y me siento responsable por todas las veces que lo callamos por conveniencia, por temor o por una culpable condescendencia.
Es necesario que ayudemos y tengamos compasión por el pecador!
Pero nunca deberemos ser cómplices por omisión o simplemente por inacción con la exaltación del pecado!
Cada silencio personal o colectivo no es otra cosa que participar en la rebelión contra el Eterno, al ser violadas sus normas e ignorados sus principios.
Si pensamos bien, en la exaltación del orgullo, hay una abierta y calculada rebeldía, tanta que en algún momento provocará la Ira del Eterno. O acaso ÉL admite el pecado del que además hay quienes se enorgullecen?

Diego Acosta / Neide Ferreira

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