EL CONFLICTO DE CADA DIA

Si alguna vez nos imaginamos que nuestra vida podría ser plácida, tranquila, sin sobresaltos y ni complicaciones, seguramente no tuvimos en cuenta que esta clase de deseos no son propios de quienes nos llamamos hijos de Dios.

Si por el contrario estamos dispuestos a afrontar los conflictos que genera nuestro paso por el mundo, entonces sí que estaremos alineados con lo que nos ha sido anunciado.

Los conflictos son una permanente fuente que alimenta y robustece nuestra confianza en las promesas que recibimos como herederos de Abraham, padre del pueblo elegido por Dios y por tanto se hacen extensibles a cada uno de nosotros.

No tengamos actitudes reveladoras de miedo ni quejosas reveladoras de nuestra falta de fe. Por el contrario asumamos que cada conflicto es una prueba que deberemos pasar para crecer en ese ideal maravilloso que es parecernos a Cristo.

La templanza frente a los conflictos es producto de nuestra profunda convicción que Dios cumplirá su promesa de estar siempre a nuestro lado y de no abandonarnos nunca. Y mucho más cuando lo necesitemos.

Jn 16:33

Diego Acosta García

Deja una respuesta