JERICÓ

Por qué será que los hombres dudamos tanto?

Por qué será que no nos bastan todos los milagros realizados por Jehová?

Por qué será que ante la menor dificultad nuestro ánimo decae?

Podría seguir con una larga serie de preguntas, porque son las mismas que me asaltan una y otra vez. Lo digo en tiempo presente, porque en el pasado también ocurrió.

Tal vez lo más serio, es que en el futuro, seguirá ocurriendo…duda tras duda!

Los tiempos verbales a veces contribuyen a confundirnos. En realidad, cuando decimos presente, ya es pasado…porque todo pasa y solamente queda el futuro.

Esto lo debió entender Josué, cuando el Eterno le anunció que le entregaría a Jericó, a su rey y a sus hombres de guerra.

Recibió Josué precisas instrucciones sobre cómo deberían obrar para que se concretara el anuncio. Y los israelitas creyeron y vivieron el milagro.

Fue dicho y fue hecho!

Me pregunto: Si alguien me dijera que rodeara una ciudad para que cayera en mi poder, lo haría? Sería capaz de gritar, para que los muros fueran derribados?

La respuesta es un rotundo NO!

Entonces como puedo decir que soy un hombre de fe?

Es evidente que no debería decirlo y también es evidente la paciencia del Soberano para con mi incredulidad y para mis repetidos actos de desobediencia.

Incredulidad por no aceptar las evidencias y desobediencia por no asumir que todas las promesas de Dios, están cumplidas en el tiempo de decirlas.

Solamente resta el tiempo en que yo pueda verlas!

Así ocurrió con Jericó: Hubo un anuncio a Josué de lo que ocurriría… y ocurrió!

Hasta cuando dudaré?

Josué 6:20

ES –  Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.

Pt – Gritou, pois, o povo, tocando os sacerdotes as buzinas; e sucedeu que, ouvindo o povo o sonido da buzina, gritou o povo com grande grita; e o muro caiu abaixo, e o povo subiu à cidade, cada qual em frente de si, e tomaram a cidade.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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