LA BIBLIA ENSEÑA

benseñaEL JUICIO DE JEHOVÁ A LA MALDAD DE LOS HOMBRES – III

Génesis 6:5

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

Hombres importantes y hombres simples, todos practicaban el mal, no eran hechos aislados sino procederes constantes y deliberados.

Un ejemplo eran los pobladores de Sodoma, que hasta se permitían declararlo en abierto desafío al Supremo.

Se puede desprender de la segunda parte del versículo el convencimiento de que nada de lo que hacían los hombres era casual.

La maldad que guardaban en su corazón la manifestaban en sus hechos y no solamente eso, sus intenciones era hacer todo el mal que les fuera posible.

Es decir no había nada en el corazón de los hombres, que no fuera la maldad.

Génesis 6:6

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

La primera cuestión que debe ser aclarada en torno a esta manifestación, es que debemos recordar siempre que Dios es Inmutable y por tanto ninguna situación lo puede cambiar.

En realidad lo que debemos advertir en el arrepentimiento de Jehová, es la actitud del Padre amoroso que no puede dejar de ver la triste realidad del comportamiento equivocado de sus hijos.

No se coloca en la actitud de quién solamente mira las cosas sin tenerlas en cuenta y sin que lo afecten. Las mira y ante todo lo que puede constatar, se arrepiente de su Creación.

Su oposición al pecado es mayor que lo que puedan inspirarle los hombres pecadores, hacedores deliberados de maldad.

La apostasía del hombre afecta a Dios en cuanto es Santo y Justo y se siente burlado por las actitudes desenfrenadas hacia el pecado y la maldad en un abierto desafío a su Majestad.

El original en hebreo de este pasaje es claramente revelador del pensamiento del Eterno: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres.

Rotunda declaración que nos debería hacer reflexionar sobre nuestra vida y sobre nuestras actitudes pecaminosas.

Dios se arrepintió de haber Creado al hombre, pero jamás expresó que se hubiera arrepentido de redimirlo.

Diego Acosta

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