EN ENERO…

Blog del TIEMPO

Los días pasan inexorables, unos tras otros y van desgranando los meses, los años. Dejamos atrás lo que parecen jornadas inolvidables y volvemos a la realidad.

Es entonces cuando aparecen los primeros síntomas de decaimiento, de apatía, de retornar a la rutina que devora lo mejor de cada uno.

Todos los años igual!

Por qué?

Simplemente porque nuestros sentimientos y nuestras emociones ocupan un lugar demasiado importante, cuando deberíamos vivir estos días tan significativos, con más serenidad, con más profundidad.

Ahora comprendemos que ni los regalos que entregamos ni los recibidos, cambian este aspecto tan especial de nuestro interior.

Las buenas obras no dependen de la euforia de las promesas de días mejores, sino de la actitud del corazón, esa que solamente Dios puede ver.

Las buenas palabras son solamente expresiones verbales, si no se corresponden con cuestiones concretas. Así es la fe, que solo la manifestamos con nuestros hechos.

Solamente poniendo nuestra mirada en lo Alto, podremos liberarnos de las circunstancias que nos llevan a un nivel de euforia injustificado con la lógica consecuencia, de una depresión, también injustificada.

Afrontemos la realidad que nos depara cada día, como se nos ha enseñado en la Palabra: Cada uno tiene su propio mal y su propio afán.

Diego Acosta

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RICO…!

 

La cuestión de la avaricia es tan antigua, probablemente como el hombre mismo.

Siempre hubo y habrá hombres y mujeres que son cautivos de su propia necesidad de tener más y más dinero, de ser más y más ricos.

A veces pienso sobre este tema, que esto demuestra que los seres humanos, obramos como si fuéramos a vivir eternamente.

Esto justificaría en parte el afán de ser más ricos, más exitosos, más famosos, que son algunas de las claves de la sociedad en la que vivimos.

Me olvido y nos olvidamos, que así como llegamos de la misma manera nos iremos. Desnudos…sin nada, sin bolsillos donde tener nada o sin poder llevarnos ni siquiera una pequeña moneda.

Esta es la dura realidad de quienes ambicionamos ser más importantes de lo que somos, ante una sociedad que solo aprecia esa condición como la más importante y que a la hora de la verdad suprema, carece por completo de valor.

Pidamos perdón por nuestro error y elevemos nuestra mirada hacia lo Alto, allí donde está la única Verdad.

27:19

 Rico se deita e não será recolhido;

seus olhos abre e ele não será.

Job 27:19

Rico se acuesta, pero por última vez;
Abrirá sus ojos, y nada tendrá.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com