SANO

ANTIVIRUS

Cada día aparece un comentario relacionado con nuestra salud, con recomendaciones de todo tipo.

Se nos habla de cuidar nuestros hábitos, de dormir lo necesario, de beber agua, no llevar una vida sedentaria y también de la necesidad de caminar y hacer ejercicios.

Lo mismo ocurre con la alimentación y como nunca tanto, también se nos recomienda que comer, como combinar los alimentos y que debemos de quitar de la dieta cotidiana.

Está bien tanta preocupación, solo que en la mayoría de los casos es contradictoria. También un día se nos recomienda que bebamos mucha leche y otro, que debemos de tomar cuidado para no ingerirla en demasía.

Y lo mismo ocurre con otros alimentos, que un día son buenos y al siguiente no lo son tanto. Y así nos debatimos en el tema de la salud, sin saber muy bien qué consejo seguir y cuales desechar.

Con todo no se habla de lo esencial: Y qué ocurre con nuestro espíritu? Lo sometemos al budismo del yoga, como se nos sugiere permanentemente? O miramos hacia lo alto buscando a quién nos ha Creado?

De esto no se nos habla, porque generalmente quienes se preocupan tanto por el cuerpo, se olvidan o no quieren saber de lo fundamental.

Diego Acosta

BUENOS DESEOS…!

Tengo el convencimiento que los buenos deseos son legítimos, pero que también son producto de los sentimientos y la emotividad.

Es decir, es más que razonable que tengamos los mejores pensamientos para nuestros amados, pero no es menos cierto que en los momentos que los formulamos, nos olvidamos de cuestiones esenciales.

Una de ellas es que así como en el tiempo que hemos dejado atrás, en los días que vendrán tendremos buenos y malos momentos, alegrías y tristezas, risas y llanto.

Esto es lo que nos dice el sabio Eclesiastés y por tanto debemos estar preparados para esos momentos en que debemos apelar a toda nuestra entereza para seguir hacia adelante.

Que significa esto?

Que los momentos más peligrosos para la vida de un hombre, o por lo menos para la mía, son los de tristeza y más grave aún…los de alegría.

En la tristeza nos podemos olvidar de quién nos ha Creado o renegar de ÉL. En la alegría, nos sentimos tan profundamente fuertes y poderosos, que hasta podemos llegar a considerarnos iguales al Eterno.

Pero, debemos apelar a la Sabiduría contenida en la Palabra de Dios, para afrontar tanto lo bueno como lo malo, porque tanto una cosa como la otra, llegará en nuestro futuro…a pesar de los buenos deseos.

El rey David, agradecía por todo…!

Por todo lo que consideraba bueno y por todo lo que consideraba malo, por lo que lo hacía bailar o por lo que lo hacía utilizar el cilicio.

Hagamos entonces como David: Demos gracias por todo, en la bonanza y en la desesperanza! Siempre!

Ese tal vez sea el mejor de los buenos deseos: Agradecer al Soberano por todo!

Salmo 34:1

Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

YO SOY ASÍ…!

Más de una vez, creo que la mayoría de nosotros, hemos empleado un tono desafiante para pronunciar esta breve frase de ocho letras: Yo soy así!

Y digo que es desafiante, porque es una declaración de que somos de una determinada manera y que nada nos hará cambiar.

O para decirlo de otra forma: Somos así y estamos muy contentos de serlo y por tanto los demás deben aceptarnos.

Esta frase en el mundo sería vista como una forma de fuerte personalidad, avasallante y categórica, capaz de definir con propiedad la propia naturaleza.

En el mundo, tal vez alguna persona nos podría mirar con una cierta envidia, al ver a alguien tan seguro de sí mismo.

Pero qué valor tiene esta afirmación desde la perspectiva espiritual?

La visión cambia y los conceptos también!

Esta forma de expresarse, desafiante y agresiva, no es lo que se espera de una persona que afirma que tiene al Señor en su vida.

No es la forma de expresar el conocimiento que tenemos del Hijo del Hombre y sus enseñanzas!

Porque como serán nuestras obras si somos tan prepotentes?

Acaso hay alguien que pueda desafiar a Dios?

Quién soy yo para afirmar que nadie me puede cambiar?

Es necesario ser prudente con las respuestas que vayamos a dar. Tal vez las primeras palabras que salgan de nuestra boca, deberían ser de arrepentimiento por haber sido tan irreflexivos.

Cada hombre y cada mujer que el Eterno ha Creado está sujeto a su Autoridad y por tanto, ÉL puede cambiar lo que crea conveniente en nuestra vida.

Incluso hasta la forma arrogante de hablar!

Jeremías 49:16

Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.

Diego Acosta / Neide Ferreira