UNA FRASE…

Leyendo como leo muchas horas todos los días, me sorprendió una frase atribuida a autor anónimo, plena de enseñanzas, al menos para mí.

El necio quiere enseñar,

el sabio quiere aprender.

Recordando al Hijo del Hombre, me vino a la memoria cuando nos dejó una frase tremenda acerca de nuestra actitud con las enseñanzas.

A veces pretendo ser un pequeño erudito, sin darme cuenta que apenas soy un “sabelotodo”.

Si fuera sabio, me bastaría para reconocer todo lo que desconozco.

La humildad de Jesús, queda trasuntada en muchas frases de la sabiduría popular, que se enfrenta con las grandes cuestiones de los hombres.

La Grandeza de la Enseñanza del Hijo de Dios, llega hasta donde no llegan otros maestros.

Ezequiel 3:27

ES – Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca,

y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga;

y el que no quiera oír, no oiga;

porque casa rebelde son.

PT – Mas, quando eu falar contigo, abrirei a tua boca,

e lhes dirás: Assim diz o Senhor: Quem ouvir ouça,

e quem deixar de ouvir deixe;

porque casa rebelde são eles.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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BRISA SUAVE

Si deseamos que un determinado lugar recupere el saludable y sano aspecto de limpieza, una de las cosas que hacemos es abrir las ventanas.

Esto permite que una suave brisa recorra el ambiente y todo se transforme. Lo que antes parecía un mundo cerrado y por momentos impenetrable, se convierte en un lugar agradable.

Resulta más fácil respirar y la luz invade por completo aquello que estaba en una cierta penumbra, en una cierta oscuridad.

Esta situación es la misma que se repite cuando volvemos nuestra mirada y atención hacia Jesús. Todo se renueva y el aire limpio llena nuestra vida.

La similitud con un ambiente cerrado es también válido para nuestro corazón, que estaba anhelante de que un soplo renovara su estado.

Donde antes había zonas oscuras, ahora hay plena claridad, porque ÉL es la Luz. Y la suave brisa que nos invade no es otra cosa que el impulso del Espíritu en nuestro interior.

Recobremos la plenitud de vivir con la Majestad del Hijo del Hombre y dejemos que Espíritu renueve como una nuestro interior.

Ezequiel 37:9

ES – Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.

PT – E ele me disse: Profetiza ao espírito, profetiza, ó filho do homem, e dize ao espírito: Assim diz o Senhor Jeová: Vem dos quatro ventos, ó espírito, e assopra sobre estes mortos, para que vivam.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA BIBLIA – Isaías 26

El profeta tiene la visión de la nueva Jerusalén, a la que entrarán solamente los redimidos.

1 En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.

Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.

Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.

La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.

El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.

También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.

Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová.

11 Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.

12 Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.

13 Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.

14 Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo.

15 Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.

16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.

17 Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.

18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo.

19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. !!Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.

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