CASUALIDAD…?

Escribiendo a propósito de cuando Jesús llamó hipócritas a los discípulos, mencioné los problemas que tuvo Elí con sus hijos.

Unas horas después, para mi sorpresa escuché una predicación donde nuevamente se mencionaba la cuestión de los hijos.

Tanto en un caso como en el otro, el fondo del asunto era la falta de reprensión en el momento oportuno para evitar los males mayores, que se generan en la falta de autoridad de los padres.

Creo que serán muchos los que pensarán que se trata de una simple casualidad…que un tema tan importante como este sea mencionado con un doble llamado de alerta.

Quienes de ninguna manera aceptamos la frívola explicación de la casualidad, entendemos que es la Obra del Espíritu, en dos personas diferentes haciendo una severa advertencia.

Es de mi exclusiva responsabilidad entender que este llamado repetitivo no tiene otro propósito, que ponerme en alerta en torno a un problema que se agudiza cada día más.

Y no es otro que la falta del ejercicio de autoridad de los padres, con relación a sus hijos, cualquiera sea la edad que tengan.

Tenemos que entender que así como aceptamos la Misericordia de cada día, también debemos de renovar nuestro Pacto diario con el Eterno.

Y renovar el Pacto significa entre otras cosas que el ejercicio indelegable e indeclinable de nuestra condición de padres.

Es a nosotros a quienes se reclamará individualmente, al padre y a la madre, lo que hicieron o lo que dejaron de hacer con su Autoridad.

En mi caso estoy doblemente advertido sobre la cuestión y me siento doblemente responsable de todo lo que haga para que otros escuchen el llamado de atención.

Proverbios 13:24

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

Provérbios 13:24

O que retém a sua vara aborrece a seu filho,

 mas o que o ama, a seu tempo, o castiga.

Diego Acosta / Neide Ferreira

APARIENCIA

La seducción del mundo nos obliga a tener conductas que no son propias de nuestra condición de hijos de Dios.

Una de ellas es la de aparentar lo que no somos y obrar como el mundo quiere que seamos, sin importar las consecuencias.

Por estas razones debemos de ser precavidos cuando miramos a nuestro alrededor. Es posible que nos equivoquemos con lo que estamos viendo.

Recuerdo que hace muchos años cuando era un joven inexperto, una persona fue juzgada por su apariencia y los resultados fueron sorprendentes.

Alguien mayor que yo, pensó que se trataba de una persona modesta y sin recursos, pero resultó todo lo contrario.

Entonces aquel el hombre que había sido duramente menospreciado nos dio una gran lección, que ha sido inolvidable para mí.

Luego de que casi fuera echado del lugar donde nos encontrábamos, volvió al cabo de unas horas, trayendo una cantidad de dinero que nunca hubiéramos imaginado que tendría.

Pero se negó a hablar con quién lo había maltratado y en cambio se dirigió a mí, que lo traté con corrección a pesar de todo.

Cuando la situación se convirtió en pasado, me quedé pensando en cómo me había equivocado con alguien que yo creía que era más sabio que yo.

Y cómo yo había sido guiado por el Espíritu a ser prudente en mi actitud de ser educado y respetuoso con otra persona.

La historia tiene más significado para mí, porque ignoraba en aquel momento la Obra del Espíritu y pensaba que se trataba de lo que llamábamos intuición.

Juzgar por las apariencias, nos puede llevar a cometer grandes errores. Seamos siempre prudentes!

Proverbios 14:15

El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien sus pasos.

Provérbios 14:15

O simples dá crédito a cada palavra,

mas o prudente atenta para os seus passos.

Diego Acosta / Neide Ferreira