1938: LA NOCHE TRÁGICA

Blog del TIEMPO

Una brutal ola de violencia sacudió a Alemania en la noche del 9 al 10 de Noviembre, en lo que se considera fue el preludio del Holocausto para el pueblo judío.

Miles de personas atentaron y destruyeron 191 sinagogas, más de siete mil comercios fueron saqueados y dañados y más de 26 mil judíos fueron arrestados y trasladados a campos de concentración.

El saldo oficial de muertos se elevó a 91 y fue la culminación de los hechos que fueron precedidos por el atentado a tiros contra un funcionario de la embajada alemana en París.

La propaganda nazi utilizó este episodio y alentó la represalia que alcanzó un impresionante desborde de ira y destrucción. También en Austria se vivieron episodios análogos.

Cabe destacar que en este nuevo aniversario de la llamada Noche de los Cristales Rotos, la Iglesia Protestante de los Países Bajos ha pedido disculpas por el trato concedido a los judíos, antes, durante y después de la Segunda Guerra.

Un año más, es importante recordar este episodio que significó el anuncio de lo que luego sufriría el pueblo judío con el Holocausto.

LA BIBLIA – Mateo 6:1-15

Jesús nos enseña sobre la limosna, acerca de como pedir y orar al Padre que está en los cielos.

 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,

para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.

No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;

15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

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