CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

bible5RITOS Y RITUALES
Desde siempre los hombres hemos tenido vocación por los ritos, seguramente porque precisamos algo que evidencie nuestra fe.
Desde siempre también hubo quienes estuvieron de acuerdo en brindar aquello que reclamaban sus fieles, para establecer de esta manera una relación profunda ritos-hacedores de ritos.
No nos bastaron los grandes milagros que pudieron ver nuestros ancestros, ni nuestros padres, ni siquiera los que pudimos haber visto nosotros mismos.
Precisamos de ritos, de cosas que podamos ver y que se puedan repetir como parte de una ceremonia a la que luego dar un valor, que no tiene.
En cada época hubo sus ritos, en cada tiempo los hombres reclamamos rituales que dieran contenido a nuestra ansia de vincular las emociones y los sentimientos con la fe.
Es evidente que siempre será más impactante y más emocionante participar de un rito, que de una vigilia o de una reunión de oración.
Con los rituales se conmueven nuestros sentidos, se conmueve nuestra carnalidad más profunda, porque vemos a través de ellos, lo que no podemos ver con el Espíritu.
Jesús no nos dejó su Poder para hacer ritos sino para liberar a los hombres de sus ataduras, precisamente de todo aquello que en su tiempo hicieron los sacerdotes y los fariseos.
Jesús no nos dejó su Poder para que siguiéramos rituales que no tienen respaldo bíblico, sino para curar a los enfermos.
Pero a pesar de los milagros, seguimos reclamando ritos y siempre habrá quienes con singular percepción de las necesidades más elementales, están dispuestos a darnos esos rituales.
Entonces nos contentamos con lo que vemos, con lo que oímos, con lo que impacta nuestras sensaciones, nuestras emociones.
Y justamente por eso convalidamos lo que no es bíblico, no escudriñamos lo que deberíamos contrastar con la Palara de Dios y nos contentamos con disfrutar de rituales que ofenden al Soberano.
En cada tiempo los ritos siguieron las costumbres de su época y en cada tiempo hubo siempre hombres y mujeres dispuestos a dejarse atrapar por la astucia de los hacedores de rituales.
Simplemente recordemos: Jesús habló de quemar los pecados?
Cuando? Donde? En qué pasaje bíblico?
Sin embargo la propuesta de quemar nuestros pecados resumidos en un papel que quemamos sobre una cruz en llamas, nos parece posible, creíble y realizable.
Examinemos nuestra fe y desterremos los ritos y rituales y centremos nuestra mirada en lo Alto, para recibir desde allí Sabiduría y Perdón por tantas iniquidades.

Diego Acosta

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