LA REFORMA – III

LA DEGRADACIÓN

Una de las grandes cuestiones que influyeron en el ánimo de Martin Lutero, fue sin duda el grado de degradación que existía en la jerarquía de la iglesia católica.

El monje lo pudo comprobar cuando en el año 1510 viajó a Roma y se encontró con la gran sorpresa de comprobar cómo vivían los altos prelados de la iglesia.

Advirtió que la ostentación y la riqueza eran comunes a muchos hombres que detentaban altas responsabilidades en Roma. E incluso la propia iglesia estaba construyendo un gigantesco templo, que luego conoceríamos con el nombre de Vaticano.

De esta manera pudo contrastar la modesta forma de vivir que tenían en su orden, ya que los agustinos eran una de las órdenes mendicantes.

Es decir, los agustinos luego de cumplir con sus deberes como miembros de la congregación, debían salir a las calles para lograr los alimentos esenciales para la supervivencia.

Esta situación conmovió todavía más a Lutero que comenzó a definir como era la iglesia que mejor serviría al Señor.

Siete años más tarde de su sufrido viaje a Roma, se decidió a hacer públicas sus proposiciones, que le valdrían la persecución y que marcarían el comienzo del proceso que llamamos la Reforma.

Diego Acosta

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