RESPLANDOR

Formo parte del grupo de creyentes que vive esperando que el Espíritu se exprese, se manifieste, para confirmar o para tomar decisiones.

A veces la espera se transforma en una auténtica búsqueda de señales, como le pedían los discípulos a Jesús.

Pero, también me pregunto: Cuántas veces es necesario que el Espíritu hable?

Por qué necesito que el Espíritu me diga una y otra vez lo mismo?

Obviamente, no es un problema del Espíritu sino una cuestión personal, que puede traducirse como en una falta de capacidad para decidir sobre cuestiones sobre las que he sido enseñado.

El Hijo del Hombre nos marcó un Camino, tan definido, tan absolutamente rotundo, que me avergüenza seguir esperando que se me muestre por donde debo y lo que debo hacer.

Por eso cuando leo en la Biblia un versículo que se destaca como un resplandor, debo entender que solamente por la Misericordia, el Espíritu vuelve a hablarme.

Me pregunto: Y el crecimiento del que hablaba Pablo?

Y la madurez, cuando?

Si vemos el resplandor, es otra advertencia para que dejemos de ser niños y nos convirtamos en adultos de la fe.

Lo espera Jesús y lo esperan quienes vienen detrás de nosotros!

Romanos 15:13

 ES – Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.

PT – Ora, o Deus de esperança vos encha de todo o gozo e paz em

crença, para que abundeis em esperança pela virtude do Espírito

Santo.

Diego Acosta / Neide Ferreira