LIBROS PROHIBIDOS

LA OTRA HISTORIA

Desde el inicio de la confrontación de Martin Lutero con las autoridades del Vaticano, se acentuó la acción de la inquisición romana contra las publicaciones que les eran adversas.

Las primeras normas fueron las dictadas por Carlos V y Carlos I, en su doble condición de rey de España y del Sacro Imperio Romano Germánico y estaban dirigidas a prohibir todos los libros de Martin Lutero, en el contexto de la Reforma Protestante.

En 1542 la Universidad de la Sorbona de París editó su lista de libros prohibidos a los católicos y en 1546 la Universidad de Lovaina publicó sus prohibiciones.

En 1564 el concilio de Trento publicó oficialmente el índice de los libros prohibidos, cuya lectura podía hasta originar la excomunión de la iglesia católica romana.

Hubo más de 40 publicaciones que actualizaban las listas, la última dada a conocer en 1962. El índice fue suprimido en 1966.

Además de Martin Lutero la nómina de autores es sorprendente por su cantidad y relevancia: Nicolás Copérnico cuya teoría sobre que el sol era el epicentro del sistema donde estaba ubicada la tierra, contradecía la posición de la iglesia católica, sustentada en Aristóteles.

También otro astrónomo, Johannes Keppler, fue incluido entre los autores prohibidos por sustentar la teoría de Copérnico, al igual que Galileo Galilei, quizás el caso más notorio y controvertido de la inquisición romana.

Los libros prohibidos fueron más de 4 mil y entre ellos figuraban autores como Víctor Hugo, cuya obra Los miserables fue retirada del índice recién en 1959.

Tres pensadores alemanes notorios por su ateísmo también figuraron en el índice: Carlos Marx, Nietzsche y Schopenhauer.

El índice a pesar de ser suspendido, si es vinculante para los católicos, porque hay libros que siguen siendo peligrosos para la doctrina y la fe.

Desde 1965 y tras la reorganización de la inquisición o Santo Oficio, a través de la Congregación para la doctrina de la fe, no quedó ningún organismo que pudiera prohibir libros en el ámbito de la iglesia católica.

Diego Acosta

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