Alguno de nosotros se puede imaginar siendo parte de un proyecto de 120 años de duración?
Lo más lógico es suponer que antes llegaríamos al final de la vida de nuestro cuerpo mortal.
Haciendo un ejercicio de imaginación, podríamos pensar que esa cuestión de la cantidad de años de vida, pudiera quedar al margen.
Entonces volveríamos a la pregunta inicial: Seríamos capaces de participar de un proyecto a 120 años?
Lo enfoquemos como lo enfoquemos, el tema es muy concreto y seguramente la respuesta también lo es: No.
No seríamos capaces de afrontar un reto de esa naturaleza.
Y si al reto lo planteara el propio Dios?
Dudaríamos, pero seguramente nuestra falta de discernimiento nos impediría siquiera considerar que deberíamos esperar 120 años para ver cumplido el proyecto.
Cada vez que hablo, leo o escucho sobre Noé, vienen a mi mente estos pensamientos. Y casi siempre termino abochornado, porque sabiendo que no voy a vivir esa cantidad de años, me escudo en esa alternativa.
Pero es un auto engaño!
En el supuesto que viviera, sería tan fiel y tan obediente como lo fue Noé?
Tristemente tengo que reconocer que seguramente no lo sería. La medida de mi fe es tan escasa, que no llegaría a soportar las burlas de la gente o las posibles quejas de los míos.
Pero hay algo alentador en todo esto!
Estos planteamientos muy teóricos escapan por completo a nuestra decisión. Pero están sujetos a la Voluntad Soberana del Eterno.
Y ÉL puede transformar mi mente, mi corazón e inundar de fe mi vida, como para ser capaz de obedecerle más allá de cualquier medida imaginable!
Génesis 6:22
Diego Acosta / Neide Ferreira