Hay personas que siempre tienen una sonrisa para regalarnos, un buen gesto para brindarnos. En una ocasión me pregunté si esas personas no eran unas hipócritas.
Pensé: Como es posible que estas personas siempre tengan esa buena actitud? Conociéndolas como las conocía sabía perfectamente que no tenían muchos motivos para estar alegres.
Tenían problemas económicos, estaban sin trabajo y otros con complicadas cuestiones familiares. Pero aún así, su actitud era invariable y representaban una auténtica bendición para quienes estábamos cerca de ellas.
Un día resolví preguntarles por el motivo de su alegría.
En el fondo esperaba que ellos me hablaran de sus problemas, de sus situaciones personales. Para eso me había preparado y para eso había buscado palabras de consuelo.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando sin ningún tipo de reservas me contaron parte de lo que ya sabía. Pero me hicieron una importante aclaración: Nosotros sabemos que todo está bajo control del Dios en el que creemos.
Entendemos que si Él ha dispuesto que tengamos estas pruebas, las aceptamos porque sabemos que tienen un propósito. Por eso no perdemos el gozo que el Señor nos concede en estas circunstancias.
Esta explicación permitió profundizar en el tema y juntos llegamos a la conclusión que perder la alegría cuando estamos en dificultados, en el fondo lo que nos ocurre es que hemos perdido la confianza en el Señor.
Aprendida la lección me hice el firme propósito de guardar el gozo del Señor en mi corazón. Y de tratar de sonreír siempre y en cualquier circunstancia, por adversa que sea.
Salmo 68:3
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira