Si prestamos un poco de atención a lo que ocurre a nuestro alrededor, rápidamente comprobaremos que hay algo de anormal en nuestros comportamientos.
Como es evidente que lo anormal, es lo que se sale de lo que sería la normalidad, podríamos decir que vivimos en estado de compulsión.
Pero, que es la compulsión?
Cuando se trata de las acciones personales, la definición sería el impulso irresistible u obsesivo a la repetición de una acción determinada.
Viviendo de esta manera nos parece natural que todo sea así. Pero cuando lo apreciamos con más detenimiento, el tema es más que preocupante.
Hace algunos días estuve viendo a unos jóvenes que estaban reunidos y en lugar de conversar estaban todos afanados compulsivamente con sus aparatos electrónicos.
En lugar de hablar entre ellos, hablaban a través de estas máquinas asombrosamente dotadas técnicamente hablando, pero desastrosamente capaces de impedir la comunicación humana.
Pareciera que esto es un juego de palabras, pero es que resulta que hemos cambiado la relación personal por la relación de máquina a máquina.
Pensé en ese momento: Esto es un signo de modernidad? Es un signo de nuevos tiempos? O es un signo de que nos están robando el arte de conversar?
Y yendo a cuestiones más profundas: Podemos tener un tiempo para Dios obrando de esta manera? Como hacemos para escuchar la leve voz del Espíritu?
Los hombres hemos sido dotados de una inteligencia superior que nos distingue del resto de la Creación. Como especie tenemos la potestad de señorear sobre todo lo creado.
Pero: Quién es nuestro Señor? Una maquinita?
Proverbios 16:22
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
