Las admirables enseñanzas de Jesús en su Ministerio Terrenal, son tan variadas como insustituibles para quienes nos constituimos en sus seguidores.
Revelan también como son las actitudes de quienes eran los discípulos de entonces y como son las nuestras ahora, si nos podemos llamar discípulos.
El Hijo del Hombre, caminaba por la región que circunda a Cesárea de Filipo, en dirección a Capernaum, en el camino que lo llevaría meses más tarde a Jerusalén para afrontar el tiempo final.
Jesús trataba que nadie supiera sobre esta marcha a los efectos de enseñar especialmente a los discípulos acerca de su anunciada muerte y Resurrección al tercer día.
Los doce no entendían estos anuncios y a pesar de ello se negaban a preguntarle de manera concreta, que era lo estaba anunciando y cuál era su significado.
Es algo sorprendente lo que hacían los discípulos?
No nos pasa lo mismo a los creyentes de estos tiempos?
Las situaciones son muy similares.
Los discípulos contemporáneos de Jesús no se animaban a preguntarle y nosotros, ahora, pareciera que tampoco deseamos saber el significado de las señales que estamos recibiendo.
El Hijo del Hombre anunciaba su muerte y Resurrección y nosotros recibimos ahora claras señales de que se acercan los tiempos del fin.
Pero ni los discípulos antes y nosotros ahora, nos atrevemos a profundizar en estas cuestiones. Por qué? Porque tal vez tenían y tenemos miedo a las respuestas.
Los discípulos de Jesús y nosotros en este tiempo, debemos de tener la convicción que todo lo anunciado se concretará y que nada dejará de estar bajo el control Soberano de Dios.
Marcos 9:30-32
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira