Unas hermanas destacaban la sensación de seguridad que transmitía en sus actos, un hermano que tenía una posición creciente en la vida de la congregación.
Para sorpresa de todos, su esposa aclaró: No tienen de que asombrarse. Mi esposo obra con seguridad luego de haber orado y de saber que está bajo la voluntad del Señor.
En realidad lo que ustedes llaman seguridad y fortaleza, no es otra cosa que la confianza que él tiene en el Señor y por eso oramos continuamente!
Este diálogo permanece en mi memoria porque revela hasta qué punto nos podemos equivocar quienes nos llamamos hijos de Dios.
En algunos casos por exaltar la fortaleza de otras personas y en otros, haciendo a menos sus hechos e incluso su supuesta debilidad.
Lo cierto es que en la flaqueza como en la fortaleza, siempre interviene la Voluntad del Todopoderoso, que nos hace valientes o nos hace timoratos!
Es necesario comprender que en nuestra condición de hijos estamos siempre bajo la Autoridad del Padre y ÉL y solamente ÉL toma las decisiones perdurables.
Recuerdo la época en que me envanecía de mis fuerzas, hasta que las perdí y recién entonces comprendí de donde vienen las fuerzas verdaderas.
No es cosa de hombres ser valientes o ser cobardes. Se puede ser un irresponsable o un temeroso enfermizo, hasta que comienza a obrar el Poder de Dios.
Seamos sensatos en nuestras apreciaciones y no juzguemos, antes busquemos saber toda la Verdad. Aquel que es SEGURO con la fortaleza que viene de lo Alto, será un buen servidor.
Aquel que sea fuerte para ser admirado, será pronto una caricatura.
Jeremías 12:5
Diego Acosta/Neide Ferreira
