LA ESPERANZA

En un determinado momento de la vida posiblemente todos habremos pensado que nos habíamos quedado sin esperanza, que ya no podíamos esperar nada más de la vida.

Ese sentimiento tan grande de abatimiento es imposible de superar,con las propias fuerzas, ni con la ayuda de personas que bien intencionadas, se acerquen a consolarnos.

La sensación de la pérdida de esperanza, solamente la pueden valorar quienes la han sentido en su propia vida, por lo tanto es una experiencia casi intransferible.

Pero por qué perdemos la esperanza? En la mayoría de los casos podríamos decir porque hemos depositado nuestra confianza en personas o circunstancias equivocadas.

Cuando esto ocurre no solo perdemos la esperanza, sino también nos convertimos en seres incapaces de volver a creer en nada ni en nadie, porque junto con la esperanza perdimos la confianza.

Todo cambia a partir del bendito momento en que alguien, que alguna circunstancia o como haya sido, nos reveló la existencia de Jesús y de su promesa de una nueva vida.

No una vida sin problemas ni dificultades, pero sí una vida plena en la que las luchas pueden ser soportadas porque sabemos que podremos contar siempre con su ayuda y con su presencia. Esa es la bendita esperanza!

Salmos 62:5
Diego Acosta García

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