Decía un hermano que una de las pocas cosas que no le gustaban en la Iglesia, era cuando alguien daba su testimonio.
Argumentaba que casi siempre eran del mismo contenido, como si no hubiera más situaciones novedosas.
Debo confesar que la primera reacción fue la de responderle con dureza, pero luego por la Gracia del Espíritu, fui capaz de dialogar con el hermano.
Creo que debería pensar bastante en lo que ha dicho, porque los testimonios tienen el propósito de que las congregaciones conozcan como Dios obra.
Sí, pero como dije, casi siempre es la repetición de la misma historia. Que aceptó a Jesús y que transformó su vida y que ahora era un hombre nuevo o una mujer nueva, por ejemplo.
Pero Ud. cómo reacciona cada vez que escucha una afirmación como esa? A Ud. lo deja indiferente que la semana pasada un hombre o una mujer, hayan sido salvas?
Un poco indiferente sí que quedo, porque al fin todos sabemos que Jesús sigue obrando, pero hay quienes nos cansamos de escucharlo.
No será hermano que se cansa de que la misma Salvación que Ud. recibió, cuando la reciben otros, no lo mueve a dar gracias a Dios por eso?
Como casi siempre en estas conversaciones, se interrumpen cuando se profundiza en el fondo de la cuestión. Y es una verdadera pena!
Es importante que escuchemos los testimonios de personas agradecidas al Señor!
Son momentos en los que el Espíritu obra renovando nuestra fe, renovando los fundamentos de la Obra del Hijo del Hombre en nuestras vidas.
Agradezcamos por cada testimonio, porque es la evidencia de que el Eterno sigue llamando a los suyos!
Hechos 1:8
Diego Acosta / Neide Ferreira