Siempre me ha causado una gran impresión ver a personas buscar algo ansiosamente!
Con instrumentos o sin ellos, pero siempre buscando con una actitud de apremiante necesidad!
Pero más sorprendente me resulta imaginar que muchas personas buscan afanosamente algo…que no saben que es.
Es decir: Buscan algo que necesitan o que consideran imprescindible, pero sin saber con precisión de qué se trata.
Si al menos quién busca supiera que busca, tendría más claros sus objetivos. Pero sin saberlo, no solo es difícil sino que es frustrante.
Este interés por la cuestión de la búsqueda, me recuerda a mis tiempos antes de saber de Jesús.
Yo también era de los que buscaba, sin saber muy bien qué!
Era una mezcla de esperanza y desesperanza, de alegría y de pena, de interés y de desinterés.
Fueron muchos años en una búsqueda infructuosa!
Pero buscando aprendí algo: Lo que yo buscaba no era algo que precisara de una manera vital para vivir en lo material.
Era algo que necesitaba en mi interior…aún sabiendo que a lo largo de mi vida siempre me había sentido cuidado, por alguien Superior, pero que no sabía quién era.
Cuando entendí el sentido de mi búsqueda, comprendí en qué consistía mi necesidad y a Quién debía buscar. Pero como siempre, fue ÉL quien me llamó y me llevó a su lado.
Por todo esto, cuando aprecio que hay alguien que está buscando algo para su vida, trato de ayudarle. No me detengo en sus métodos ni en su forma de buscar.
Simplemente trato de que encuentre a quién debe encontrar: Al Señor!
Deuteronomio 4:29
Diego Acosta / Neide Ferreira