Hace muchos años cuando era un joven con la vitalidad propia de la edad y con las influencias propias de un tiempo singular, viví una experiencia inolvidable.
Las propuestas de cambio de la sociedad eran tantas y tan variadas, que era difícil tomar la decisión de elegir una en concreta.
Todas iban contra el orden tal y como lo conocíamos, contra la religión, contra los grandes poderes, en suma contra todo lo que significara alguna forma de autoridad.
En ese clima un día en mi trabajo, uno de mis compañeros que me escuchó pacientemente, me comentó: Y si…estuvieras equivocado?
La sola mención de esa posibilidad me produjo una reacción desproporcionada, porque era imposible equivocarse en cuestiones como las que planteaba.
Con el ímpetu y arrebato propio de aquella edad temprana lo refuté afirmando que en realidad no era más que un señor mayor que se había quedado en el pasado.
Entonces él insistió: Y si…Dios existiera, que dirías?
Tampoco me había planteado el interrogante, alejado como estaba del Señor a causa de las experiencias vividas en el catolicismo.
Lo cierto es que todo terminó con un pedido de disculpas a mi compañero…y con grandes dudas acerca de lo que me había dicho.
Tenía que aprender a diferenciar lo que ocurre en las iglesias del propio Dios. Los hombres siempre nos equivocamos, el Eterno NUNCA.
Evocando ese episodio tan lejano vienen a mi memoria otras circunstancias y otros momentos, en los que por la Gracia comprendí que los errores humanos, no deben atribuirse al Soberano.
Son responsabilidad exclusiva de cada persona!
Salmo 19:12-13
Diego Acosta / Neide Ferreira