LA REBELDÍA Y LA CAÍDA DEL HOMBRE – V
Génesis 3:6
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Satanás continúa con el proceso de destrucción de las Joyas de la Creación.
Eva ha sido engañada y seducida por los argumentos que le ha dado el enemigo. Es tan importante considerar la cuestión de la tentación, que es necesario advertir que Eva se dejó llevar por la apariencia del árbol, que debió ser sumamente llamativa, como lo es toda la Obra del Creador.
Es decir: Satanás usó la propia belleza de la Creación para terminar de convencer a Eva.
La mujer advirtió que el fruto del árbol era bueno para comer, agradable para el paladar.
También que era muy atrayente para los ojos y finalmente deseable, para alcanzar aquello que le había propuesto Satanás.
Recordemos con relación a la tentación: Puede ser agradable, atrayente y deseable, tres elementos que son más que seductores para dejarnos llevar en un momento de debilidad y hacer lo que no debemos.
Con la tentación generalmente todo sucede muy rápido y luego tendremos un largo tiempo para arrepentirnos de lo que finalmente hicimos.
Nuestros padres cayeron en la grandiosa tentación de: Ser como Dios!
Eva comió del fruto prohibido y dio también a su marido, que también comió.
Se había consumado la gran victoria de Satanás sobre los hombres!
Muchas veces se nos ha enseñado que la tentación no es pecado. El pecado comienza cuando cedemos ante la tentación y hacemos lo que nos está prohibido hacer.
Es importante reflexionar sobre este pasaje bíblico porque resulta de fundamental importancia para nuestra vida cotidiana y para enfrentar las innumerables situaciones que se nos presentan y que afectan fundamentalmente a nuestra carnalidad. Como lo encontramos en Lucas 4:1-13 y en 1 de Juan 2:16.
Eva fue engañada y seducida para ser como Dios y cada uno de nosotros podemos ser engañados para hacer aquello que guardamos como un deseo oculto en el corazón y que puede concretarse en la primera oportunidad que tengamos para hacerlo.
Recordemos así como los hombres pecaron, así también Dios comenzó su Grandioso Plan de Salvación para Adán y Eva y para todos y cada uno de nosotros.
Diego Acosta