Cada día más puede percibirse en el mundo la sensación que puede representarse con el significado de desconcierto.
Cada día más también aparecen quienes tratan de explicar lo que manifiestamente resulta inexplicable, porque no es otra cosa que el desorden que existe en la sociedad.
Quienes pretenden vivir como les place, sin tomar en cuenta que los límites no pueden ser traspasados ni las normas dejadas de lado, no advierten que todo tiene sus consecuencias.
En este tiempo también quienes nos llamamos hijos de Dios, manifestamos no solo nuestro desconcierto sino que compartimos muchas de las dudas del mundo.
Por qué estamos desconcertados?
Pensemos en un niño pequeño que desea algo y no sabe cómo conseguirlo. O cuando ese u otro niño se pierde del brazo protector de su madre en la calle.
El primer niño mira en todas las direcciones tratando de encontrar a alguien que lo ayude en su necesidad, aunque no la sepa expresar.
El otro niño rompe a llorar, desesperado, porque la falta de su madre significa perder la referencia que lo hace sentir tranquilo y protegido.
No nos pasa eso?
Buscamos y no hallamos, perdemos y no encontramos!
Que significa esto?
Ni más ni menos que al no tener las referencias precisas todo se vuelve incierto, es una forma de caminar en el desierto en el que se pierde la perspectiva y también nos vemos engañados por visiones fantasiosas.
Si esa es la situación del mundo y de muchos creyentes, es evidente que carecen de lo más importante: La Guía de Dios!
Quienes lo ignoran o se alejan de ÉL, se condenan a vivir en el mayor DESCONCIERTO!
Salmo 42:5
Diego Acosta / Neide Ferreira