ADORNOS

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En muchas ciudades ya lucen los adornos que son tradicionales de este mes, en el que hacemos Memoria del Nacimiento del Salvador.

Esto a pesar de todos los intentos por restarle el simbolismo profundo que tiene esta recordación y transformarla sencillamente en una fiesta más.

Los adornos rivalizan en ingenio y en magnitud, pero lentamente van perdiendo el significado que tuvieron en otros tiempos.

Si pensamos en nuestra niñez, nos resultará muy fácil advertir que lo que estamos viendo ahora, es muy diferente de lo que veíamos antes.

Lo formal prevalece sobre lo esencial y así todo se convierte en aturdimiento y en su forma más elemental, en un mero consumismo.

Esto es realmente lo que conmemoramos?

Lo mismo que ocurre con los adornos, ocurre en nuestra vida?

Lo formal se ha tornado más importante que lo esencial?

Lamentablemente todas las respuestas convergen en la misma dirección: Cada día que pasa nos alejamos más del significado profundo de lo que representa Jesús, para cada uno de nosotros y para el mundo.

Si somos capaces de llegar a esta difícil conclusión, también deberíamos ser capaces de luchar para restaurar la Gloriosa hora del Advenimiento.

Y como lo podemos hacer?

Evitando caer en el vértigo de este tiempo y evitando que otros sean devorados por el sentimentalismo y lo que es peor, por la hipocresía.

Está bien que recordemos a Jesús!

Pero lo hagamos como una experiencia íntima, personal, recordando a aquel niño que nació como nosotros y que luego tuvo una vida que fue ejemplar para todos.

Tengamos cuidado con los adornos, pues no nos dejarán ver lo que es auténticamente trascendente.

1 Juan 2:8

Diego Acosta / Neide Ferreira

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