En este día singular, hagamos un alto en el bullicio mundanal y pensemos en el significado de lo que conmemoramos.
Hagamos Memoria de la maravillosa profecía que nos legara hace más de 2700 años el siervo de Jehová, Isaías.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro;
y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de
Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David
y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio
y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Demos gracias al Eterno por el Glorioso cumplimiento de la palabra profética.
En este día…y todos los días.
Isaías 9:6-7
Diego Acosta