COMPARAR

People walk along a pedestrian street in downtown Shanghai April 26, 2013. China posted a current account surplus of $55.2 billion in the first quarter of 2013, preliminary data from the country's foreign exchange regulator showed on Thursday. REUTERS/Carlos Barria (CHINA - Tags: BUSINESS SOCIETY) - RTXZ0T7


Un error que cometía bastante frecuentemente, era el de compararme con otros hermanos que tenían ministerios que torpemente calificaba de exitosos.

En más de una ocasión, tuve que orar para luchar contra ese peligroso sentimiento que llamamos envidia y que es inaceptable en la vida de un creyente.

Aún sabiendo esto, no podía menos que sentirme triste por ver a otros hermanos desarrollando servicios, que me parecían muy importantes.

Cuando pasaba revista a lo que yo estaba haciendo, era el momento peligroso para todas estas cuestiones, que tienen mucho más de mundanas que espirituales.

Con frecuencia comencé a preguntarme qué era lo que estaba sucediendo. Hasta que alguien con mucha experiencia, me explicó lo que ocurría.

Era muy sencillo: Estaba cometiendo el grave error de compararme con los demás!

Había caído en el error de no advertir una cuestión fundamental en esta cuestión: No debemos compararnos con nadie!

La razón?

Las comparaciones son válidas entre iguales!

Nunca entre personas distintas!

Y ese fue mi error: Olvidarme, no percibir este concepto esencial que nos muestra la Palabra de Dios y que en mi torpeza espiritual había pasado por alto.

Como me puedo comparar con otra persona, si Dios nos ha Creado a todos diferentes?

Acaso es posible, como coloquialmente se expresa, comparar peras con clavos?

El Eterno nos ha Creado diferentes, porque para cada uno de nosotros, tiene un Propósito distinto, con lo que cualquier intento de comparación es casi infantil.

Aprendamos a vivir según los mandatos del Señor!

No cometamos errores que nos puedan apartar del Camino que cada uno debe recorrer!

2 Corintios 10:12

Diego Acosta / Neide Ferreira

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