Si cada día nos admiramos del Poder del Altísimo, eso es posible, porque podemos advertir su Misericordia sobre nuestras vidas.
Por esta razón el estudiar su Palabra, no solo es bueno e importante para adquirir conocimientos y luego transmitirlos a quienes nos seguirán, sino que es relevante por la ayuda a profundizar nuestra fe.
Una vieja maestra siempre decía que la Biblia era una fuente inagotable de Sabiduría. Un alumno le preguntó: Pero algún día habremos leído todos los textos y los habremos aprendidos…
Como es qué puede ser inagotable?
La respuesta fue impresionante: Qué importante es que hayas reparado en esa cuestión. La Biblia es una fuente inagotable, porque cada día te puede dar un mensaje diferente de un mismo pasaje o de un mismo versículo.
Puedo asegurar que me quedé impresionado por la profundidad de la afirmación y también por la magnitud de su dimensión.
Cuando han pasado algunos años de este episodio de la maestra y el alumno, siempre viene a mí memoria porque cada vez que leo la Palabra es como si se abriera una ventana a un paisaje…desconocido.
Solo qué la ventana es la misma, yo soy el mismo y el Texto es el mismo…Esto es lo Grandioso de la Palabra de Dios.
La Gracia de la Revelación, la Gracia de la Profecía que viene de lo Alto, solo la podremos recibir cuando abramos la Biblia por devoción y no por obligación.
Entonces nos acercaremos al Trono de la Gracia y recibiremos aquello que precisamos, en un día determinado y en una circunstancia específica.
La Revelación nos ayudará a perseverar en el buen Camino!
Salmo 111:7
Diego Acosta / Neide Ferreira