En algún tiempo muy difícil de mi vida me preguntaba si era suficiente mi anhelo para tomar decisiones?
Como casi todos los hombres precisaba respuestas y también las precisaba…de inmediato, sin tener el más mínimo interés por la espera.
Era evidente que no me bastaban los grandes ejemplos de la Biblia. Obraba según mi necesidad personal y sin tomar en cuenta todas las referencias que nos ofrece la Palabra para obrar de la mejor manera.
No me bastaba que Abraham debió esperar 25 años para que se cumpliera la promesa de que sería padre…y para ser luego padre de las naciones.
No me bastaba recordar, que el propio Abraham nunca vio en su vida material esa promesa, la más grande hecha a hombre alguno.
En la que creía que era una acuciante necesidad, siempre me olvidaba que en el Texto se nos reclama a ejercitar la paciencia…
No me bastaban los ejemplos de los hombres que fueron capaces de aguardar los tiempos del Eterno!
Lo notable del caso fue que en esa espera que me resultó angustiosa…pasó el tiempo y cuando lo advertí me di cuenta que no solamente habían pasado meses sino que incluso habían pasado años…
Siempre creyendo que no sería capaz de soportar ninguna prueba, pues yo suponía que la respuesta del Soberano la debería recibir en forma inmediata.
Así obra el Señor!
Mientras nos afligimos en la espera, el tiempo pasa!
Y cuando más creemos que nunca seremos capaces de esperar, es cuando ocurre el milagro que estamos aguardando o la confirmación que ansiamos.
Seamos sabios! No es suficiente razón nuestro afán, para que el Todopoderoso obre en nuestra vida!
Oseas 12:6
Diego Acosta / Neide Ferreira