EL DILUVIO – III

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EL DILUVIO – II

Jehová anunció al Patriarca la iniciación del Diluvio.

Génesis 7:5

E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.

Tras el tremendo anuncio de Jehová que afectaría a todos los seres vivientes de la Creación, Noé una vez más cumple  con obediencia aquello que se le manda.

Es importante advertir la aceptación del Patriarca de las órdenes que recibe, sin cuestionarlas ni contradecirlas. Otro ejemplo para nuestra vida personal.

Génesis 7:6

 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.

En el momento de comenzar el diluvio, Noé era un hombre mayor aún para las edades longevas de aquellos tiempos.

Sin embargo su capacidad de cumplimiento es absolutamente notable.

Génesis 7:7

Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.

El Supremo con esta decisión aseguraba la supervivencia de la especie, una vez que las aguas descendieran y fuera posible otra vez la vida sobre la tierra.

Génesis 7:8

 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,

Del mismo modo que se aseguraba la continuidad de la vida de la especie superior de la Creación, también Jehová aseguró la existencia de las inferiores.

Génesis 7:9

de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.

Una vez más podemos comprobar cómo la esencia de la Creación del Eterno solo está basada en el principio fundamental del macho y la hembra, del hombre y la mujer.

Desde el comienzo mismo del Libro fundamental para los hombres, este principio queda destacado una y otra vez como para que no exista la menor duda de que debe ser respetado como una norma esencial.

Génesis 7:10

 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.

Todos los anuncios de Jehová son de obligado cumplimiento, incluyendo este que suponía el castigo a la maldad de los hombres. Por causa de la desobediencia toda la Tierra sufriría las consecuencias del pecado humano.

Diego Acosta

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