Siempre nos ha impresionado la afirmación de que podemos mover montañas, porque es algo que supera nuestra imaginación, porque resulta difícil siquiera pensarlo.
Mirar una pequeña loma, con una mínima elevación sobre el horizonte y pensar que la podemos cambiar de lugar, es algo que desde nuestra lógica humana es poco menos que imposible.
Y por qué entonces se nos enseña que la podemos cambiar de lugar? Es que se trata de un desafío para probar nuestra capacidad de imaginación? O es que se trata de un desafío a nuestra fe?
Pensamos que de de esto último se trata, de que es un desafío a nuestra fe. Por qué razón? Porque es evidente que nosotros no podemos cambiar una montaña de lugar.
Sin embargo se nos ha dado poder para hacerlo. Y entonces por qué no lo conseguimos? Por qué no lo logramos? Porque el poder que nos ha sido dado es para tener la fe de que es posible de que una montaña se puede cambiar de lugar.
Y en eso y solamente en eso consiste todo lo que nosotros podemos hacer para lograr un milagro semejante. El resto, el mover la montaña lo hará Dios con su Poder, cuando sea Su tiempo y cuando Su Voluntad lo determine.
Movamos los obstáculos de nuestra vida. Tenemos poder para hacerlo con nuestra fe, para que Dios sea quién lo haga.
Marcos 11:23
Diego Acosta García