Esta palabra…tendencias, cada día es más utilizada en casi todos los órdenes de la vida y en prácticamente todo el planeta.
No hay actividad que se escape a su influencia, desde las cuestiones más triviales, hasta las que podríamos llamar fundamentales como el matrimonio o el respeto a las normas espirituales.
Podemos preguntarnos: Que significa la palabra tendencias?
Casi textualmente la podríamos explicar con el texto de un diccionario, como la propensión hacia un determinado lugar o hacia una determinada cosa.
Es decir, la orientación hacia formas específicas de vivir, de comportarse, de pensar y de obrar. Lo que en suma no es otra cosa que actuar según las normas del mundo.
Y quién dicta estas normas?
Probablemente nadie específicamente, pero sí la propensión a la tolerancia, a la admisión de inconductas y la permisividad hacia una supuesta libertad sin límites.
De esta manera se ha instalado la cuestión de las tendencias para todo: Para considerar con amplitud lo que son en verdad, auténticas normas de conducta, de proceder, normas de vida.
De esta manera nos aproximamos peligrosamente a lo que nos advierte la Biblia: Que consideraremos a lo bueno como malo y a lo malo como bueno.
La cuestión es preguntarse: Por qué debo seguir tendencias de ningún tipo si tengo mi propia creencia y los valores que se originan en ella?
Es tiempo de obrar con Sabiduría y firmeza!
No podemos obrar como un rebaño sin pensamientos e ignorando que tenemos un Camino perfectamente establecido.
Ninguna tendencia nos justificará el Día del Juicio!
Romanos 12:2
PT – E não vos conformeis com este mundo, mas transformai-vos pela renovação do vosso entendimento, para que experimenteis qual seja a boa, agradável e perfeita vontade de Deus.
ES – No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Diego Acosta / Neide Ferreira