La mayoría de nosotros nos comportamos como si estuviéramos en una burbuja donde todo es más o menos ideal, donde pareciera que la maldad del mundo está alejada de nuestras vidas.
Pareciera que la frase la «vida color de rosa” nos alcanzara de pleno simplemente porque somos creyentes, porque se nos enseña que todo está bien y que el mal difícilmente nos alcanzará.
De tanto escuchar buenas palabras, acabamos por creerlas sin advertir que no hay nada más alejado de la realidad, que esos argumentos que solo sirven para que nos sintamos contentos con el lugar donde estamos.
Pero es verdad que la «vida es color de rosa”? Aunque se nos insinúe que efectivamente es así, estamos frente a una tremenda distorsión de lo que nos enseñó Jesús.
El Maestro nos advirtió que pasaríamos aflicciones y también que seríamos perseguidos por ser sus seguidores y que seríamos humillados, difamados, calumniados.
De este modo podemos comprobar que en el mundo real existen los destructores, los hombres que pretenden que la obra de Dios esté bajo su control y si no logran conseguirlo, simplemente arrasan con todo.
Estamos advertidos. La “vida color de rosa” es una frase mundana que se opone a la realidad que nos toca vivir. Enfrentemos con decisión a los destructores, porque nunca serán más poderosos que Dios.
Salmos 91:3
Diego Acosta García