Un escritor italiano firmó una frase que se hizo una célebre: Que todo cambie para que todo siga igual… en un diálogo de su novela más famosa.
Una frase que encierra una cínica referencia a los comportamientos humanos en determinadas circunstancias, históricas o personales.
Esta frase contrasta casi podría decir que violentamente con lo que afirmó Pablo, cuando exhortó a que transformemos, cambiemos, nuestra mente, para no aceptar los fundamentos del mundo.
En otras palabras: Debemos ser hombres y mujeres nuevos, surgidos del simbólico bautismo en el que dejamos muerto a quienes éramos en el pasado.
Cada vez que escucho esta frase, me pregunto cuánto daño ha causado a los desprevenidos de siempre o a los ingenuos, también de siempre.
Tener esta frase a mano, parece ser una forma de evitar que la Palabra de Dios cumpla su misión Renovadora de quienes nos llamamos sus hijos.
Creo firmemente que una de las principales misiones que debemos asumir los seguidores de Jesús, es ocupar todos los espacios del pensamiento que nos sea posible.
Esto resulta indispensable, porque si no lo hacemos dejamos lugares vacíos en nuestras mentes, para que los mercaderes del mundo los ocupen con sus prédicas perversas.
Si somos amantes de la Verdad, enfrentemos sin miedo a quienes se aprovechan de nuestros errores y también de nuestra falta de conocimiento.
Nunca será verdad que el cambio deja las cosas tal y como estaban, si no lo aceptamos!
El Eterno entregó su Hijo para salvarnos y no podemos ignorar la grandiosa consecuencia de la expiación de nuestros pecados.
Seamos fieles y estemos dispuestos a CAMBIAR todos los días!
Romanos 12:2
ES – No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
PT – E não vos conformeis com este mundo, mas transformai-vos pela renovação do vosso entendimento, para que experimenteis qual seja a a boa, agradável e perfeita vontade de Deus.
Diego Acosta / Neide Ferreira