Es probable que muchos de nosotros tenga la certeza de que en los momentos más difíciles, siempre obra Dios cumpliendo su promesa de no dejarnos solos.
También es probable que algunas personas no hayan vivido una circunstancia lo suficientemente grave, como para comprobar esta realidad maravillosa de nuestro Padre.
Por eso es importante que cuando invoquemos el nombre del Eterno tengamos clara conciencia de lo que estamos haciendo, porque Él es el Soberano sobre todas las cosas.
En estos días pudimos comprobar por una tercera persona como Dios en el momento más apremiante, siempre está con los suyos, siempre los guarda y de la manera más inesperada.
Alentamos a quienes están viviendo horas difíciles a seguir creyendo que el Padre sabe lo que nos ocurre y que nada sucede sin que su Voluntad se cumpla.
No es en la hora de la alegría o del supuesto éxito cuando nos acordamos de Dios, porque son los momentos en los que nos creemos autosuficientes y triunfadores por nuestros méritos.
Es en la hora de la angustia, de la impotencia, de la desolación cuando llega la mano salvadora para nuestra situación, el consuelo para nuestra angustia y la certeza de que su amor no nos abandonará nunca.
Isaías 30:18
Diego Acosta García