Muchas personas hablan con respeto con relación a la Biblia, pues la consideran una fuente de información muy importante sobre cuestiones históricas.
Otras en cambio la califican de una novela fantasiosa, con tantos personajes que muchas veces se torna incomprensible. Y esas personas no entienden cómo es posible que se la tenga en consideración.
Podríamos seguir con esta idea y preguntarnos: Como es posible que haya personas que sean adictas a la llamada “teoría de la conspiración” que ocupa mentes y espacios en la vida de muchas personas.
También podemos preguntarnos cómo es posible que se preste atención a alguien que diga, por ejemplo, que según nuestros pensamientos el agua puede tornarse en cristales o en barro, literalmente hablando.
Con estos argumentos podemos llegar a la conclusión que en el fondo se trata de la fe que tengamos y en qué o en quién hemos depositado nuestra confianza.
Por esta razón quienes reniegan a Dios o se recusan a aceptar su existencia, tienen la tendencia a creer en cambio historias fantásticas y argumentos inverosímiles.
Oremos para que Dios libere a las mentes cautivas por esas teorías extrañas, de los mercaderes del pensamiento o de los falsos profetas. Oremos para que el Eterno tenga Misericordia y los lleve a la Verdad.
Juan 5:44
Diego Acosta García