En algunos momentos de nuestra vida podemos llegar a la conclusión que estamos un poco desamparados o sin saber cómo debemos obrar con relación a las cosas de Dios.
Esa falta de dirección nos preocupa porque a pesar de que podemos saber cuál es la dirección correcta, la falta de precisiones sobre lo que debemos hacer nos llena de dudas.
Esto es algo muy normal entre quienes tratamos de vivir bajo la Voluntad Soberana del Eterno, pero lo que no es normal es que dudemos de su cuidado.
Debemos de pensar que sus promesas están cumplidas desde el momento mismo en que fueron formuladas, porque Él tiene Autoridad sobre todas las cosas.
Por tanto cuando nos lleguen las dudas, tengamos presente que si aprendiéramos a confiar no tendríamos razones para perder el sueño o afanarnos.
El propósito de Dios para nuestras vidas está trazado y lo más probable es que no sea como hayamos imaginado, pero siempre será el mejor para nosotros.
Por eso recordemos siempre que no estamos solos, que Dios nos cuida, nos ama y que no somos sus juguetes. Muy por el contrario somos joyas preciosas de su Creación.
Jeremías 29:11
Diego Acosta García