LA OTRA HISTORIA
En Inglaterra las traducciones de la Biblia estaban prohibidas. Incluso a Williams Tyndale le costó la vida por haber traducido el Nuevo Testamento al inglés.
Los ejemplares traducidos fueron destruidos y solamente se conservan tres de ellos, en su versión original.
La prohibición de traducir el Texto Sagrado al inglés exceptuó a la Vulgata, que estaba escrita en latín.
Con la división de la iglesia Anglicana de la católica romana, en el año 1534, la situación comenzó a cambiar y a ser menos restrictiva.
Enrique VII era un católico de firmes convicciones y un defensor de Roma, frente al incipiente crecimiento del luteranismo en el país.
A pesar de ello comenzó a liberalizar la cuestión de la traducción de la Biblia del latín al inglés, cosa que permitió que circulara la versión de la Biblia de Ginebra en inglés.
El cambio a favor de la traducción de la Biblia al inglés se produjo con el ascenso al trono de Inglaterra de Jacobo I o James I. El nuevo monarca impulsó la nueva obra.
La conocida ahora como King James, fue presentada en 1611 y fue el resultado de la obra de cincuenta estudiosos, que paradojas de la vida, utilizaron más del 80 por ciento de la traducción del ejecutado Williams Tyndale.
La primera edición de la King James, fue de gran tamaño, sin ilustraciones y estaba adaptada para ser leída en los cultos de las iglesias.
Hoy está considerada como uno de los dos grandes aportes al desarrollo de la cultura y de la lengua inglesa y uno de los más leídos en la historia de Inglaterra.
Diego Acosta